LA SUPERVIVENCIA NACIONAL DE ESPAÑA

Imagen de jorono en Pixabay y Thomas G. en Pixabay

Una de las claves para la unidad nacional de España, pasa por la conversión del pueblo a una mentalidad más demócrata. Y hablar de mentalidad demócrata, equivale a aceptar que existen diferentes maneras de concebir la vida, diferentes tipos de criterios para la ordenación de las distintas realidades de un país. Por tanto, es inútil que nos fatiguemos tratando de hacer un mundo uniforme, en el que todos tengan que pasar por el aro de una sola manera de concebir las cosas.

En ocasiones, me encuentro con gente que escruta mi manera de pensar, o mi estilo de vida, para saber si me pueden introducir dentro de su círculo privilegiado. Unas veces me encasillan bajo el concepto de “no apto”, otras noto que piensan: “Este es de los nuestros”. Yo, personalmente, no busco en ninguna persona su ideología política, o su nivel de vida socio-económico, sino que me fijo en su corazón, en sus sentimientos, en las intenciones con las que se mueve con respecto a mí, o con respecto a los demás.

España es un país que suele pecar de sociedad politizada, es decir, de una sociedad dividida por el partido al que te adscribas, o por el nivel de vida que sigas. Me parece que esta forma de clasificación social, es un error, que solo beneficia a los aficionados al poder, los cuales buscan la manipulación de la sociedad, solo de cara a su propio beneficio político, de manera que discriminan y marginan a los que no muestran apoyo o simpatía hacia su causa personal.

Antes de nada, somos personas, y somos compatriotas españoles. Esto quiere decir que deberíamos estar unidos por lazos de humanidad, y por el interés común en que nuestro país tire para adelante. No se trata de que se salven nuestros amigos, y los demás que se fastidien, porque son de otra ideología, o porque son ricos o pobres, se trata de que, aunque no seamos capaces de verlo, somos hermanos, y nos deberíamos tratar como tales. El enemigo no debería estar entre nosotros, sino que deberíamos verlo, si acaso, en el exterior, más allá del límite externo a nuestras fronteras.

Esta es la única forma de sobrevivir como nación, amándonos los unos a los otros, como personas y como españoles. Las distinciones políticas solo sirven para temas de poder, pero ese poder tampoco debería guiarse por intereses personales o exclusivistas, porque en una democracia el poder debe estar al servicio del pueblo, como conjunto de la ciudadanía. El poder que se pone al servicio de unos, para perjudicar a otros, no es un poder demócrata, sino un poder totalitario, que nos va a dividir en un enfrentamiento suicida, como ha venido ocurriendo hasta ahora.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 23 de agosto 2024.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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