Por: Atilio Alberto Peralta Merino
Ciudad de Puebla,Puebla, 29 de agosto del 2024
La decisión política del presidente Luis Echeverría de aliarse con el Partido Comunista , otorgándole el control de las universidades a cambio de que éste descarrilara a los gobernadores diazordacistas y fungiera como delator de los grupos subversivos, no se agotó en el cumplimiento del objetivo inmediato que le motivara.
Veinte años después de tales medidas , el rector de la Universidad de Oaxaca, Felipe Martínez Soriano, fue objeto de una severa indagatoria policial con motivo del secuestro de Arnoldo Martínez Verdugo , reivindicado por militantes del Procup-Partido de los Pobres.
Al abordar en incidente en cuestión, Miguel Ángel Granados Chapa abordó en su columna “Plaza Pública” en asunto, bajo los lineamientos que esbozara Maurice Joly en su obra clásica “Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”, aduciendo que los propios aparatos de seguridad del estado terminaban sirviéndose de los grupos subversivos.
El trascendido que circuló en la época, y cuya fuente específica me reservaré en la presente nota, era que, el propio Martínez Verdugo, como banquero del grupo en cuestión, terminó adueñándose de los montos provenientes de secuestros y asaltos bancarios con los que, una década previa al “levantón”, constituían la fuente de financiamiento del “asalto a la utopía” como suele decirse en forma por demás ridícula y cursi.
Por aquellos años, cundió la consternación entre los visitantes del número marcado con 50 de la Calle de Monterrey en las inmediaciones de Insurgentes, inmueble adquirido por el propio Arnoldo Martínez cuyo patrimonio terminó incrementándose con los haberes del tesoro de la “República Española”, que llegó a sus manos por vía del parentesco político con Santiago Carrillo.
Hace cinco años, con motivo del centenario de la muerte de Emiliano Zapata, contemplé el grotesco espectáculo de Armando Martínez Verdugo, hermano del poco escrupuloso “banquero del Procup”, haciendo una arenga en Ayoxuxtla, en contra del acto conmemorativo que por su cuenta llevaba a cabo en la ocasión la CNC.
Independientemente de que me tocó ser objeto de las indirectas del sujeto en cuestión por haber saludado a mi amigo Saúl Coronel, la arenga resultaba del todo irresponsable al exacerbar la animadversión entre habitantes de una localidad caracterizada por su pobreza y escaso acceso a las comunicaciones.
Aquel 10 de abril, los organizadores del acto conmemorativo de la CNC, invitaron a los integrantes de la “izquierda” a sumarse a la conmemoración del efeméride en cuestión, la negativa , ostentosamente esgrimida por el hermano de Arnaldo Martínez, resultaba por lo menos curiosa, dado que, por una parte el país no estaba , ni está hasta el momento en una situación de “guerra civil”, y, por otra parte, cualquiera que hubiera leído “Que Hacer” de Lenin, sabría que, el líder de la “Revolución de Octubre” se hubiera sumado a la referida conmemoración.
Al margen de su hermano Armando, Arnoldo Martínez Verdugo contó con un fiel seguidor y discípulo, se trata, nada más y nada menos que de Rubén Rocha Moya.
albertoperalta1963@gmail.com
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