SM Rico

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La comunidad de Winder, Georgia, y Estados Unidos están conmocionados después de otro tiroteo en una escuela, esta vez ocurrido en la Escuela Secundaria Apalachee el pasado 4 de septiembre de 2024. Como en otras ocasiones un joven, esta vez de tan solo 14 años, perpetró este acto de violencia, causando la muerte de dos estudiantes y dos profesores, además de dejar a nueve personas más heridas.

El tiroteo en Apalachee se suma a la larga lista de incidentes similares en escuelas estadounidenses, a lo largo de los últimos años y las distintas administraciones de gobierno, resaltando la urgencia de abordar la problemática de la violencia en las instituciones educativas y la falta de atención en la conducta y la salud mental de los estudiantes.

La pérdida de vidas de dos niños y dos maestros ha generado una terrible pero no sorpresiva reacción en el mundo. Al final no hay sorpresas, pues ocurrió en Estados Unidos.

De nuevo aparece la palabra consternación y hay apreció por el dolor de los demás (mucho más, por que es temporada electoral), ya han quedado atrás las golpisas y la represión reciente en contra de estudiantes que se manifestaron hace poco de manera pacífica en contra del genocidio en Palestina y el constante apoyo económico y bélico que proporciona Estados Unidos con descaro para concretar el control en esa área.

Esta vez el probable asesino no murió, en esta ocasión las autoridades detuvieron al joven de 14 años responsable del tiroteo, quien será juzgado, dicen las autoridades, como adulto. Hasta el momento, no se han revelado los motivos que llevaron a este joven a cometer este acto de violencia. Las investigaciones continúan para esclarecer los hechos.

Por otra parte la recurrente excusa para del debate sobre control de armas aparece como si eso resolviera todo el problema y no fuera en la realidad una simple batalla electorera cada que ocurre algún atentado, es así, que los medios repiten frases sobre la necesidad de implementar medidas más estrictas de control de armas en Estados Unidos.

El incidente ha puesto de manifiesto la importancia de abordar los problemas de salud mental en los jóvenes, así como de ofrecerles los recursos necesarios para prevenir actos de violencia y las escuelas de todo el país han reforzado sus medidas de seguridad tras este trágico suceso, algo que realizan cada vez que ocurre un atentado y parece en la realidad no servir de nada para evitar el siguiente.