Gerardo Ocampo Díaz González.
Ciudad de México 26 de septiembre del 2024
La traición es el hecho de no respetar un acuerdo o compromiso que hay entre dos o más personas, como cuando votas contra los principios que defiende tu partido, por el que llegaste a un cargo de elección popular, y no sólo traicionas a tu partido, sino también a tus electores.
Cometer traición es algo que solo hacen los seres humanos que no pueden regirse por una moral y la virtud de la fidelidad, puesto que solo ellos establecen acuerdos que sean viables de ser truncados o violados.
La traición puede ser más o menos grave dependiendo de qué es aquello por lo cual se traiciona. Quizá la peor traición sea por dinero, porque nos recuerda a Judas con Jesucristo. En este caso, la traición no se perpetuará por treinta monedas, sino por trescientos millones de pesos y la impunidad ante la ley de su padre y un tío, según se rumora.
Es un agravante de la traición, hacerlo cuando posees una fortuna de miles de millones de dólares y el soborno no tiene gran significado, solo es parte de la recompensa obtenida por el traidor. Igualmente es traición por un peso o la promesa de un puesto político, como una embajada o subsecretaría.
Cometer traición se ve como algo despreciable, ya que supone un engaño para con la otra parte. Como producto de esta conducta inmoral, generalmente, hay una pérdida de confianza, credibilidad, y cualquier virtud en el traidor. El traidor es despreciado no sólo por su acto de traición, sino por su persona. ¿Quién volverá a confiar en él?
La traición puede generar mucha molestia en quien la sufre. Cuando hay traición, también se produce algún daño a alguien, en este caso a un partido, a sus seguidores, a sus electores y a México.
Hay varios agravantes en la traición. Esta es voluntaria, se obtienen unos beneficios, se actúa a favor de un adversario tradicional, se destruye una institución como el Poder Judicial, y la alternativa elegida no solucionará los problemas para una mejor impartición de justicia. Al contrario la empeorará.
Aquí quien traiciona es consciente de lo que hace con el deseo de dañar al «otro» o generarle algún mal.
Dentro de la religión católica se toma a la figura de Judas como el traidor. Este fue el discípulo que traicionó a Jesús dando información a quienes lo querían apresar.
Muchas veces en los ámbitos de la literatura y el cine se hace creer que el traidor es una persona, cuando en realidad es otra, como en este caso de Miguel Ángel Yunes Márquez ; hizo creer que votaría en contra de la Reforma Judicial de Morena y sus cómplices.
A quien le hará el peor daño es a sus nuevos cómplices y a su familia.
¿Cómo podrá legitimarse un régimen que nace de una flagrante traición? En la historia nacional, el caso más característico fue cuando Calles propició el asesinato de Obregón. Aunque creó culpables entre sus enemigos que más despreciaba: los católicos. En las calles se comentaba: «¿quién mató a Obregón? ¡Cállese señor! «.
¿Cuántas generaciones condenarán a este político?
hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, choznos, acarrearán la vergüenza por las acciones irracionales cometidas como un político traidor. ¿No midió el peso de condenación que caerá sobre sus descendientes?
Me da pena que un hombre tan joven se condene a sí mismo al ostracismo en alguna dictadura como Cuba o Venezuela, pues será señalado con el dedo flamígero de la ciudadanía en México y Veracruz, su destino es el repudio, no por esta conducta en particular, sino lo repudiarán a él como persona.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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