Ciertamente, con la mentalidad de nuestro tiempo, atravesar todo un océano con la intención de someter a toda una tierra, con su pueblo, su cultura y su identidad, sería algo condenable, porque supondría una verdadera hecatombe cultural y humana, una auténtica barbaridad, inmediatamente desautorizada por la ONU en bloque.
Sin embargo, en el año 1492, lo que hizo España, que fue exactamente lo descrito en el párrafo anterior, sin contar los beneficios que pudiera conllevar dicha gesta, como era considerada por las naciones y por los hombres del Renacimiento, ya que toda realidad conlleva un lado positivo y otro negativo, no era condenable por la comunidad internacional de aquellos siglos, puesto que se consideraba lo correcto, y lo que era aconsejable, en potencias que deseaban expansionarse, para dominar el mundo, una de las carreras de fondo de la humanidad en lo que llevamos de Historia, y sumando.
Entre una postura y mentalidad, y la otra, existen más de 5 siglos por medio. Cinco siglos, en los que han ocurrido infinidad de cosas, de las que deberíamos haber aprendido. Una de ellas es que el pasado nunca deberíamos mirarlo con rencor, sino con una mirada de comprensión y deductiva de lo que no debería volver a repetirse.
Hoy día, como digo, ha dejado de ser operativo acordarse de lo pasado, además hace nada menos que 5 siglos, para justificar los propios errores que cometemos, manteniendo una postura de bloqueo con otras naciones, o con otra nación, y alegando un rencor sin sentido a estas alturas, porque los nuevos signos de las relaciones entre México y España, son de cooperación y de colaboración, para desarrollo y prosperidad de ambos pueblos, el mexicano y el español, que es, por otro lado, la misión de la política en la actualidad: facilitar el crecimiento de las personas, el cual, sumado entre todos, produzca el resultado de un país, o de una comunidad, donde se viva mejor, y donde los ciudadanos seamos más libres y felices.
España tampoco debería dirigir una mirada altiva a sus antiguos territorios en el Continente americano, porque hoy día son naciones con el mismo rango internacional que la nación española. Por tanto, nos debemos tratar de igual a igual, lejos de la soberbia, y de la creencia de que somos superiores, porque no es cierto, salvo, si acaso, en determinados aspectos técnicos, más relacionados con la economía y la tecnología, que con los humanos o personales, cuya valoración en los tiempos actuales, es mucho más certera y auténtica, que en los tiempos del desembarco de la Corona española en aquellas islas del Caribe, por donde comenzó todo lo que nos ha traído hasta aquí hoy.
Yo abogo, pues, por estrechar lazos de unión entre América y España, porque esa unión se va a traducir en un mayor bienestar para ambos pueblos. Todo lo que pueda frustrar dicho proyecto de unión y prosperidad, deberíamos tratar de olvidarlo y soslayarlo, porque el pasado, salvo para aprender del mismo, de cara a hacer las cosas mejor en el presente, no nos va a ayudar a construir el futuro. Porque el futuro se construye desde el amor y la hermandad de unos para con otros, ya sea en el interior de nuestros países, como en las relaciones internacionales.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,30 de septiembre 2024
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