Por Leticia López Pérez
Ciudad de México 2 de octubre del 2024
Octubre inició para México con un acto que solía realizarse al inicio de diciembre como parte de los muchos cambios que para los ojos comunes, no se vieron. Octubre es el cierre de una larga carrera de alguien que siempre dijo estar del lado de los pobres, marginados, y que buscó crear el humanismo mexicano, que no sólo se brindó para México, sino también para Centroamérica, e incluso, para América del Sur.
Hoy terminas, Andrés Manuel, toda tu lucha, visitando casa por casa, a todos los mexicanos, y bien tienes muchas razones para estar orgulloso y satisfecho con tu trabajo, pero se te olvidó Michoacán, Chiapas, Sinaloa, y otros pueblos que sólo han conocido el infierno en una guerra que empezó antes de tu mandato, pero que continuó implacable, durante tus seis años, y son zonas que has dejado sin mirar, como ha sido también, tu promesa de resolver la investigación incompleta respecto a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Repartiste bienestar, cuidaste de los adultos mayores, y manejaste la pandemia sin reprimir a nadie, ni suspender garantías individuales, pero sé en primera fila, que también mandaste sobreprecios a las compras del material médico, y que ese peso extra por unidad, se convirtió en una fortuna que a nadie le diste cuentas, un dinero que no tiene que demostrarse porque se ocultó muy bien en las operaciones de compra- venta de millones de productos.
Prometiste la paz, el amor y el respeto, y vaya que en muchos lugares, la gente ya incluso se concibe a sí misma diferente, capaz de progresar porque pusiste a su alcance los medios para que pudieran crearse una vida mejor, pero te olvidaste de los feminicidios, y sentenciaste que eso no era importante, dejándonos a todas en el desamparo, al colocar una barrera al rededor del Palacio Nacional cada vez que el movimiento feminista manifestaba su descontento, y te comunicaba la urgente necesidad de seguridad, en lugar de escucharlas.
Del mismo modo, al minimizar la desaparición de cada mujer, dejaste a la Fiscalía en la misma capacidad de revictimización que en el sexenio anterior, y muchas de nosotras, pasamos tu sexenio sin ver justicia, sino más maltrato, porque muchas de las cosas que tu movimiento asegura que se realizaron, no sucedieron, y sin embargo, mientras se nos cerraba la puerta, se nos decía en voz alta, que se nos había atendido correctamente, y que nuestra demanda estaba satisfecha, cuando evidentemente, no era verdad.
Cuánta gente cercana a mí celebra tanto tu período, y te alaban, y te ensalzan y de ellos te despides como un héroe. Pero eres un ser de claroscuros intensos, y tanto diste, como negaste, siempre con una sonrisa, siempre culpando a la torpe oposición , que no fue capaz de señalarte tus fallas, no fue capaz de hacerte un buen debate, y no fue capaz de representar a todos los que dejaste fuera de tu luz.
No fuiste extraordinario, aunque lo afirmes, porque un presidente que entra prometiendo que la Guardia Nacional debe ser civil, y sale firmando que el mismo organismo se integra al ejército, es con ese gesto, una persona falsa, porque no es capaz de explicar los motivos de su cambio de opinión. Fuiste un presidente que movió las cosas hacia el cambio, lo reconozco, pero no fuiste un presidente que se preocupara realmente por todos. Quede en tu conciencia.
Además, hoy empieza un mandato que promete ser diferente, incluso en el estilo de saludar, no sólo porque es la primera mujer en el cargo del Ejecutivo, sino porque habla con un ritmo diferente. Pero Claudia, tu cauda tiene también testimonios de primera fila en torno a tu corrupción, y aunque estés realizando políticas públicas benéficas para muchos, también recibes un enorme compromiso con los olvidados.
En materia de justicia, la reforma no debería realizarse con candidatos aliados al movimiento, porque matarías la autonomía de los poderes, y en lugar de garantizar justicia, vas a hacer un negocio más grande, donde la impartición de un derecho inalienable, será más cara, porque hay más manos a las cuales repartir el botín.
En relación a la famosa sororidad, cuando dices que llegamos todas, dudo mucho que te refieras de verdad a todas, pues cada vez que las compañeras que marchan preguntando por las desaparecidas, tú les enviaste a las granaderas, gases lacrimógenos, arrestos arbitrarios. Pudiste abrir las puertas del Palacio del Ayuntamiento, donde estaban tus oficinas durante el sexenio pasado, para diseñar políticas que realmente protegieran a las mujeres, pero no lo hiciste, y es por eso, que yo no te creo que hayamos llegado todas.
Sabemos que pides cooperación cuando te solicitan la firma de algún documento que facilita algún proceso de interés social. Del mismo modo, nunca nos diste cuentas acerca de los árboles que quitaste cuando colocaste el metrobús en la Avenida Insurgentes, o qué pasó con las familias ejidatarias a las cuales expropiaste a la mala sus terrenos para hacer la línea 12 del metro, o por qué una secretaria del medio ambiente puso más cemento que parques al construir los segundos pisos del periférico y el viaducto.
Claudia, hay un pueblo que está aún creyendo que les vas a cumplir, y por ahora, sólo tienes por delante cumplir, porque el movimiento ha creado un monstruo social cumplesueños, y lo peor que podrías hacer, es traer a todos a la realidad, porque no te lo perdonarían: ahora les tienes que cumplir. Te sugiero empezar por aquellos a los que tu predecesor ignoró durante seis años.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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