Llevamos años advirtiendo sobre la hipersexualización de las relaciones sociales, pero no vemos que exista freno alguno a esta moda de comportamiento, la cual, en ocasiones, lleva a producir verdaderos trastornos, tanto sociales, como personales.
La hipersexualización de la sociedad, supone la pérdida de respeto hacia las personas y los seres humanos, porque dejamos de ser tales, para pasar a convertirnos en nuestro órgano sexual, verdadero centro neurálgico sobre el que se hace recaer todo el interés que pueda despertar la persona como tal. Camino por la calle, y me da la impresión de que, tanto mujeres como varones, son algo así como órganos sexuales ambulantes.
¡Qué pena que las personas seamos relegadas a nuestros pechos y vaginas, o a nuestro pene y músculos!, sin embargo, así es. De tal manera, hemos pasado a ser como el ganado que se aparea, quedando el resto de funciones que llevamos a cabo, relegadas a la instancia sexual que se requiera.
A la orden del día están los proxenetas, que presentan a su trabajadora, una prostituta, que no es como antes, una mujer aislada y desestructurada, sino que podría ser nuestra propia vecina, que ha decidido ahorrar algo, vendiendo a buen precio un ratito en su compañía.
La desinhibición sexual es de tal calibre, que dejaría de ser necesario utilizar un burdel para desfogar necesidades, imposibles de satisfacer de una manera autónoma, o compartida con nuestra pareja. Basta estar atento, porque hay mucha gente que se huele lo que buscas, y se ofrece a un encuentro.
Se está perdiendo la noción del amor en las relaciones de pareja, y muchas se juntan nada más que para mantener sexo de manera ávida y constante. El amor como meta última de la vida, pasó a mejor vida, y el sexo como uno de los instrumentos del amor en la pareja, para conseguir un amor más saludable e intenso, que nos abra las puertas de la felicidad, como se puede concebir en esta vida, con limitaciones, y con limitaciones que nos deben mantener en la lucha por avanzar en el amor hacia mi pareja y mi familia, pasó a tomar el lugar principal en las relaciones de pareja, y de muchas relaciones sociales, que se dirimen en la cama.
Como hemos advertido, esta moda de corrupción social, que aparenta solo un cambio en los hábitos de la gente, no creemos que sea espontánea o natural, sino que sospechamos que ha sido impulsada desde el poder político, a modo de Pan y Circo, o, simplemente, porque los impulsores son individuos depravados, que gustan de generar estos comportamientos en un país, que, a la larga, nos va a pasar una cara factura, sin saber muy bien la capacidad que tendremos para que cese este experimento.
Las personas somos mucho más que nuestro cuerpo y nuestros atributos sexuales, ya que poseemos la función del raciocinio inteligente, que nos coloca en una dimensión por encima de cualquier otro animal. Si nos relegamos a lo meramente sexual, lo que estamos haciendo es rebajarnos al reino animal, convirtiéndonos en verdaderas bestias, o alimañas de la selva.
FRAN AUDIJE
Madrid,España, 5 de octubre 2024
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