Recuerdo con gran simpatía y emoción, el épico largometraje cinematográfico, de producción británica, sobre la labor de los jesuitas en la América Latina del siglo XVIII.
Una película, La Misión, escrita y dirigida con gran sensibilidad, y un despliegue de producción impresionante, que no le pudo negar el Oscar a la mejor fotografía, a pesar del tema tan controvertido y polémico que trata el filme, como es el respeto por los derechos milenarios de los pueblos indígenas americanos, y, por extensión, un homenaje a los luchadores por la justicia social en la oprimida América Latina.
La Misión fue rodada durante unos años duros de lucha, por parte de los teólogos de la Liberación. Una parte significativa de la Iglesia latinoamericana, comandada por los jesuitas desde la Universidad Centroamericana, a cuya cabeza se encontraba el P. Ignacio Ellacuría, se había revelado contra las endémicas injusticias sociales de América, denunciando al Capitalismo como opresor, por lo que fueron tildados de Comunistas, a mi juicio de manera injusta, que solo trataba de desprestigiarlos, pues su alternativa real a la injusticia manifiesta que se vivía y se vive, era el Evangelio, y no el Comunismo político. Como la propia película se hace eco, el Evangelio es comunista, pero de una manera muy distinta al Comunismo de la lucha de clases y de la marginación de una parte de la sociedad, en favor de otra.
La Misión deja ver claro, que lo que la Iglesia comprometida con los pobres y oprimidos desea, no es la venganza ni la discriminación de nadie, sino solo proteger a los más débiles, contra los abusos de los poderosos, y abogar por los pobres y oprimidos, para que se contemplen y se respeten sus derechos humanos, porque es posible que todos vivamos en este mundo, sin que unos pasen calamidades, para que otros vivan opíparamente. Dios ha creado un mundo hermoso, con suficientes recursos para que todos los seres humanos podamos disfrutar de la vida, sin que nos tengamos que pisar los unos a los otros.
La Misión, al tiempo que halaga la labor de los jesuitas y de la Teología de la Liberación, que consiguen mantener una lucha heroica por la justicia cristiana y el respeto de los derechos humanos, aun carente de apoyos en el poder civil y religioso, realiza una fisonomía bastante curiosa del carácter latino, tanto por la parte española, como por la portuguesa. Así es como nos ven los británicos, nuestros tradicionales rivales en la Historia, en un retrato psicológico muy próximo a la realidad, a mi juicio.
FRAN AUDIJE. Fotografía Warner Bros. Pictures. Madrid,España,15 de octubre del 2024 Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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