LA SONRISA DE LA VÍBORA

Estoy ojeando el álbum familiar del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y confieso que no paro de reírme, a medida que paso las fotos. Me río, pero sin pizca de gracia, porque es más saludable reír que llorar, según dicen.

Veo a los enemigos de esta nación milenaria, como son los brazos políticos del independentismo catalán y vasco, incluyendo al sobrecogedor Bildu, que representa a los más radicales entre los radicales, puesto que, en el pasado, se dedicaban a dar tiros en la nuca a quienes les parecía, especialmente a los agentes del orden público, estrechar la mano del presidente Pedro Sánchez, dedicándole una sonrisa inquietante y llena de luminosidad. El presidente también sonríe, y no puede ocultar su satisfacción.

Este intercambio de sonrisas, no me cuadra, sinceramente. Por un lado, tenemos a uno de los presidentes del Gobierno, que más usa la bandera española en los actos públicos, y, por otro, están unos señores que alentaban actuaciones ilegales, como bajar de los balcones de los edificios públicos, la bandera de España. Esto, sin contar que, entre sus partidarios, se producían actos vandálicos de quema de banderas españolas, silbidos al himno de España en los partidos deportivos oficiales, y gritos de “puta España”, en manifestaciones y otros actos públicos.

Ojeo, mientras tanto, los periódicos, es decir, aquellos medios de comunicación no sospechosos de recibir subvenciones del Estado, y aparecen toda clase de titulares, en los que se anuncia un trato de favor sin precedentes, en la financiación y en concesiones del Estado, hacia estas dos regiones, ya de por sí favorecidas tradicionalmente: Cataluña y País Vasco. Es decir: que estamos sin infraestructuras de toda clase, especialmente ferroviarias, en Extremadura, y no para nadie en su casa, porque no hay pan para llevarse a la boca dignamente, de manera que nos tenemos que ir a vivir a otras partes de España, donde se concentran estas inversiones desmesuradas, y toda clase de concesiones públicas, y va Pedro Sánchez, y agudiza todavía más este agravio comparativo, por consiguiente, agudiza la emigración de los jóvenes extremeños, señalándoles con el dedo el camino del futuro.

Tras lo dicho y considerado anteriormente, surge una pregunta obvia: ¿Ha comprado el Gobierno español, presidido por Pedro Sánchez Pérez-Castejón, la simpatía llena de sonrisas y parabienes, de los que abogan por su separación de España, y escupen en el suelo patrio cada vez que se refieren a un país, que los colma de riquezas, a costa de sustraerlas de otras regiones, a las que hunde cada vez más en el atraso y la miseria?

La balanza está descompensada completamente, señor Sánchez. Unos todo, y otros nada, era la política tiránica que su partido denunciaba desde la oposición, pero que, ahora, desde el Gobierno, asume con total naturalidad. ¿Es este el precio que tenemos que pagar para que usted permanezca en el poder, sin respeto a nadie que le dirija la más leve crítica, o le denuncie por corrupción?

FRAN AUDIJE

Foto, Pixabay
Madrid, España, 22 de octubre del 2024

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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