POR JUAN PÉREZ MEDINA.
Morelia, Michoacán, 6 de noviembre del 2024
IV. LA NECESIDAD DE LA UNIDAD
A quienes no conviene la unidad es a los enemigos del magisterio. El gobierno en primera instancia y sus personeros del CEN del SNTE en segunda y, junto con ellos, a los oportunistas, simuladores, ambiciosos y obtusos que consideran deben ocupar un cargo de dirección por más jodido que este sea y, como dice la historia bíblica en el caso de judas: “por unas cuantas monedas”.
Pero los maestros de base no deben poner en duda la importancia fundamental de la unidad de los trabajadores, bajo la característica de que debe ser reconstituida desde abajo y no desde arriba, sobre todo cuando los que son dirigentes hoy la desprecian.
La unidad es necesaria para atender las tareas que la representación sindical demanda: defender con responsabilidad y éxito los derechos de los trabajadores de la educación. Sin unidad, lo alcanzado se puede perder o por lo menos, ponerse en riesgo. Conquistas alcanzadas pueden ser disminuidas o desaparecidas por la acción continua de la autoridad que, ante la manifiesta debilidad sindical, ningunea a quienes se ostentan como representantes de los trabajadores.
La unidad es necesaria como elemento central para dotar de ética las acciones sindicales. Para que los trabajadores ejerzan su derecho ganado y respeten el de su compañero sin osar pasar por encima del derecho de otro y exigir que le sea respetado. La unidad es garantía de actuación digna, que aleja la corrupción y acaba por desnudar a los que la ejercen desde la dirigencia en cualesquiera de sus instancias. La unidad es necesaria como fortaleza para la conquista de nuevas demandas y el avance de la educación pública como derecho y como destino inmejorable, pero siempre bajo los principios éticos de la CNTE y el propio Movimiento Magisterial Michoacano.
Hoy es aún más necesaria; pues nos encontramos ante una circunstancia histórica que demanda la acción más allá de nuestras fuerzas, pero que reclama primeramente la conjunción de las nuestras. Tan sólo la lucha en contra del USICAMM debería ser razón suficiente para que todos como uno solo accionáramos juntos hasta lograr su caída y desaparición. Pero no es la única y principal demanda. La Organización gremial debe encabezar la lucha en contra de la imposición de las afores y las UMAS que atentan contra la seguridad social de los trabajadores; contra la terrible diferenciación laboral y salarial de los trabajadores estatales; por restituir la relación bilateral que se perdió en el gobierno de peña Nieto y su mal llamada reforma educativa y que hasta hoy mantiene el gobierno de la 4ª.T; y por la democratización del SNTE. Lo anterior sólo será posible con la reconstrucción de la unidad. Pero esta no se logrará si los trabajadores de la educación no toman conciencia de ello. Es indispensable darse cuenta de que la unidad depende de todos y todas y no de un pequeño grupo por muy iluminados que estos sean. La unidad es un asunto de las bases y son ellas las que históricamente la determinan.
V. CONSTRUIR UN PROCESO UNITARIO SIN CHARRISMO SINDICAL.
Los procesos que están avanzando en este momento hacia eventos de renovación (lo de renovación es un decir, pues la mayoría de los elementos que actualmente integran las dirigencias ya se preparan para mantenerse otros tres años), mantienen fuera de la agenda la unificación del magisterio. En los eventos realizados hasta hoy, la unidad ha sido un tema ausente que, al parecer, les incomoda o no les interesa. Los procesos anteriores en donde se concretó la división en ambas representaciones y luego, las confrontaciones continuas, llevadas al extremo de la violencia irracional, han dejado honda huella en muchos compañeros, haciendo difícil cualquier atisbo de unidad, más allá de las propias fuerzas. Considérese por igual, las propias rupturas que en los últimos tres años se han generado y que ya han aflorado de forma por demás grotesca y, parafraseando a Marx, “como farsa o tragedia”: lo que augura tres años siguientes lastimosamente negros para los trabajadores de la educación. Hoy, la autoridad ha determinado congelar los recursos de claves administrativas y manuales que necesitan las escuelas. Ha determinado congelar los recursos por licencia dejando a las escuelas sin manera de atender las áreas de los que se han ausentado. Ha determinado congelar las claves de aquellos trabajadores estatales que se han jubilado, que han renunciado o que han muerto sin importar que los centros escolares se queden sin maestro para atender las necesidades generadas. Existe un proceso paulatino y permanente de escuelas que se cierran, que trabajan con el 50 o 70 por ciento de su capacidad laboral ante la falta de horas por cubrir; no se diga de aquellos trabajadores que tienen hasta 10 años cubriendo un grupo o asignatura que la Secretaria de Educación no paga, pero que sí reconoce. Si esto fuera poco, súmele a ello la corrupción por venta de cambios, ascensos y plazas.
¿Quién puede, en su sano juicio, argumentar en contra de la necesidad de unificación sindical?
Un proceso de unificación desde abajo debe, en primera instancia convocar a sus dirigencias a encontrarse y juntos construir un proceso de unidad en donde se garantice la participación de todos y todas, de forma libre y secreta. De la otra forma y, ante la posible negativa para avanzar a un proceso de unificación, será potestad de la base, como ya lo ha hecho en otros momentos, de rebasar a sus dirigencias y desarrollar un proceso de base que obligue a todos a incorporarse.
Un proceso desde abajo reclama de la instauración de una instancia que le dé sentido y fortaleza. Como en otros momentos va siendo necesario que los maestros, por su propia cuenta se convoquen a reunirse y discutan este asunto. Nombren una representación que, a su vez, convoque a las demás regiones a encontrarse y establezcan la asamblea estatal de bases hacia el proceso de unificación.
Dos alternativas se bifurcan en el escenario: la realización de un evento de unificación del movimiento magisterial surgido del MLPS, MDM y MBTEM, que implicaría la unidad de la base militante y simpatizante de la CNTE (rojos y azules), sin la intervención del CEN del SNTE o, un evento estatutario, presidido por el SNTE, bajo reglas acordadas exprofeso por las fuerzas en pugna. En ambos casos, no dudamos que la base magisterial saldría triunfante y derrotaría a los divisionistas y agoreros de la simulación.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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