LA BANDA DE LA CLEPTOMANÍA

Un cleptómano es aquel que comete una doble injusticia: roba o usurpa, bienes ajenos, por un lado, pero, por otro lado, se encarga muy diligentemente, de que no toque nadie su fortuna personal.

Cuando ese robo o usurpación de lo ajeno, se produce desde el Estado, estaríamos hablando de sumar a la anterior doble injusticia, una tercera injusticia más, ya que, así se constituye como tal, el pillaje ejercido desde la responsabilidad de Gobierno, administrando el dinero de toda una comunidad nacional de ciudadanos.

El cleptómano de Estado, no solo roba cuando, fraudulentamente, se lleva dinero que pertenece a todos, desde las Arcas estatales. También roba, cuando hace una mala e incorrecta gestión política, porque, al emplear mal los recursos del Estado, la ciudadanía al completo salimos perjudicados y menoscabados, también en nuestros intereses económicos particulares.

No digamos cuando se ejercen inversiones públicas, que producen pérdidas descomunales, o, cuando esas inversiones, van a financiar causas injustas e ilegales, en lo que se conoce como «malversación de fondos».

Alguien dijo que: «El dinero público no es de nadie», para, a continuación, contestar esa gran dama británica, llamada Margaret Thatcher, que, el dinero público, proviene de los impuestos que aportamos entre todos los ciudadanos, y que, si el Estado necesita una cantidad mayor de ese aporte fiscal, aportada entre toda la ciudadanía, solo le quedan dos opciones: o subir los impuestos, o endeudarse, pidiendo créditos a otros Estados o instituciones.

Precisamente, ahora mismo, en España, vivimos esa situación contemplada por la señora Thatcher, en la que, el Estado, carece de ingresos suficientes para atender su desmesurado tamaño, y está subiendo impuestos, y adquiriendo créditos en el exterior, principalmente en la Unión Europea.

Sin embargo, no vemos que la gestión política responda adecuadamente, a esos sablazos que nos meten a los ciudadanos, como hemos visto, por ejemplo, en el desastre de la Dana de Valencia, donde, no solo se han podido preveer tantos desastres materiales, sino que pudieron salvarse vidas humanas ampliamente, en lo que constituye una vergüenza de dejadez y desidia institucional, que no justifica tanto impuesto ni tanta deuda pública.

Asistimos en España a un proceso de institucionalización de la injusticia, que va a afectar, sin duda, a todas estas cleptomanías de las que hablamos, porque ya se puede comprobar, sin ir más lejos, la opacidad que impera en la gestión de la cosa pública, y, cuando la gestión de los caudales públicos, se esconde y se escamotea, con opacidades y datos maquillados, cuando no falsos, es porque se está haciendo algo con los mismos, que no debe ser muy bueno, puesto que no quieren que nos enteremos.

FRAN AUDIJE

Madrid, España 24 de noviembre del 2024
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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