Para que el señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón, pueda seguir disfrutando de su íntima pasión por hollar el sillón de la poltrona del poder en España, vamos a tener que pagar los españoles una cantidad significativa de dinero y de recursos, con los que no contamos, y que van a equivaler al sablazo de aportar un riñón de nuestro maltrecho organismo, gracias a la pavorosa gestión de este verdadero trilero del poder, sin ética ni principios de ninguna clase, salvo los principios interesados y egoístas del propio personaje, que comienzan por el: “Primero yo, después yo, y luego, yo también”.
Es notorio el perjuicio que nos está haciendo la persistencia en el Gobierno de la nación, de estos señores que dicen ser de izquierdas, pero no lo demuestran con hechos fehacientes. Yo puedo decir que soy, por ejemplo, Rockefeller, o lo que se me antoje, pero si no aporto pruebas concluyentes de tal realidad, asegurada con palabras, seguiré siendo el pobre escritor que se dirige a ustedes periódicamente.
La izquierda es un concepto político, que, para mí, es sinónimo de honradez y defensa de los marginados, pero sin marginar a nadie más, porque la izquierda política, al menos la del socialismo que representa el PSOE, ha creído siempre, al menos antes de acceder al poder, que es posible la prosperidad de todos y cada uno de los españoles, en la realización de una gestión que redistribuya los recursos de la nación, de manera que nadie se quede sin participar del pastel del Estado del Bienestar.
La Revolución Francesa, quería traer esta idea al panorama político: que el mundo se rigiera por criterios más justos, y todo el mundo tuviera oportunidades de prosperar, con el solo condicionante del esfuerzo y el talento de cada cual, lejos de la cuna o de la herencia de sangre de las personas, que era el criterio inmovilista y privilegiado del feudalismo, añadiendo el tema de la fraternidad en las naciones, posteriormente desarrollado por el socialismo, por el cual no solo se tuviera en cuenta el esfuerzo y el talento de las personas, sino también otros factores humanos, como enfermedades, discapacidades, o posibilidades económicas. Era la introducción de la política social, la cual implica hermandad solidaria ciudadana, para que, entre todos, aportemos una cantidad extra, destinada a la protección de los más vulnerables y desafortunados en la sociedad.
Esta idea revolucionaria, que acabó con el sistema feudal y de castas, o, al menos lo superó, al ser influido por el proteccionismo social posteriormente propuesto, es lo que se ha venido llamando “progresismo”, ya que es una idea política que va más allá de la Revolución Francesa, inicialmente concebida sobre el tapete de los padres de la revolución ilustrada. Se trataba, y se trata, de humanizar a la sociedad, acabando con los privilegios, pero sin olvidarse de los desfavorecidos. En pocas palabras: acabar con la marginación, para practicar una política inclusiva y aglutinadora, la fraternidad a pleno rendimiento. Fraternidad social, que nos aleja de las guerras sangrientas y de las injusticias, merced, también, a la división de poderes, en el Legislativo, Ejecutivo, y Judicial, en una marcada independencia de cada uno de ellos, para que su labor pueda surtir efecto.
Sin embargo, analizando el mandato del señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón, lejos de la verborrea dialéctica del mismo, que asegura multitud de bondades, sin que se haya cumplido ninguna de ellas en obras prácticas, encontramos a una España sumida en la marginación, y llena de excluidos. La España de este señor, es una España que se apaña con ayudas económicas, en una engañosa generosidad, que incentiva vivir sin esfuerzo, y a las órdenes del caciquismo del poderoso, cuya pretensión es establecerse en el poder de manera endémica, y alejando la democracia, pero haciendo la comedia de que somos un país demócrata. Esta democracia del señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón, no hay quien se la crea en España, porque lo que padecemos a diario es una tiranía de la censura crítica, y en recortes de derechos fundamentales.
En la Unión Europea, es posible que se estén tragando esta milonga del sanchismo, régimen que busca perpetuar en el poder a un personaje narcisista, y muy amigo de sus amigos, con el dinero de todos. Quien no padece a diario la bota de este señor pisando sobre su cabeza, no puede entender lo que significa aguantar todo lo que está sucediendo en España.
FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook
Madrid,España,28 de noviembre 2023
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