Los derechos humanos son aquellos derechos más fundamentales, los que atañen a la dignidad humana, y son los verdaderos gérmenes de la libertad en las personas.

Los derechos humanos no pertenecen a ningún partido político, ni facción ideológica alguna, porque afectan a todas las personas y seres humanos, con independencia de su sexo, raza, condición social, o forma de pensar o sentir.

Los derechos humanos se deben comprender y defender, desde un corazón tierno y compasivo, independiente de cualquier otro interés económico o ideológico, que pueda nublar la idea de que, ante las víctimas de violaciones de estos derechos tan básicos y fundamentales, nos encontramos un drama humano, lejos de cualquier otro convencionalismo o prejuicio.

Debemos tener en cuenta que, los derechos humanos, también consisten en el respeto de los que piensan o viven la vida de una manera diferente a la nuestra propia.

Para defender los derechos humanos, como ya hemos señalado, nunca deberíamos ser portadores de ningún carnet o afiliación política. Tal extremo es tan importante, como el de ser estanco a cualquier tipo de manipulación o subvención económico-política.

El respeto de los derechos humanos, requiere un especial caldo de cultivo, como serían los regímenes nacionales donde exista una verdadera democracia, y donde el Estado de Derecho no sea un espejismo dominado por una especie de mafia política, donde la Ley solo tenga un primado relativo y a conveniencia de los poderosos.

Debemos hacer referencia a un país de la Unión Europea, como es España, en el que se llevan violando los derechos humanos, en la persona de quien suscribe este artículo, al menos, durante décadas, sin que se produzca repercusión jurídica de ninguna clase, razón por la que existe una vergonzosa impunidad, que constriñe e incentiva este tipo de crímenes por parte del Estado español.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 14 de diciembre del 2024
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