Por: Gonzalo E. PANIAGUA DÍAZ
Ciudad de México 15 de diciembre del 2024
México un país rico en recursos contrasta con una población en donde abunda la pobreza y una calidad de vida muy por debajo de los estándares internacionales, con una jornada laboral de 48 horas, de las más largas del mundo y salarios bajos, lo que indica mano de obra barata, que es lo mismo a condiciones inhumanas.
La Historia de una Larga Lucha por los Derechos Laborales: Movimientos Obreros y Mineros Prerrevolucionarios.
La Revolución Mexicana no solo fue un conflicto armado entre diversas facciones políticas, sino también una lucha social que transformó profundamente la estructura económica y política del país. En ese proceso, los movimientos de obreros y mineros jugaron un papel crucial al exigir mejores condiciones laborales, justicia social y el reconocimiento de sus derechos. Aunque los derechos laborales en México se consolidaron oficialmente con la Constitución de 1917, fue antes de la Revolución, en los primeros años del siglo XX, cuando los trabajadores comenzaron a alzar su voz, dando origen a una serie de movimientos sociales que demandaban cambios fundamentales.
El contexto social y económico en México: A finales del siglo XIX y principios del XX, México experimentaba una creciente industrialización bajo el régimen de Porfirio Díaz.
Fomento a la industria cervecera, en 1890, el gobierno de Díaz estableció las primeras fábricas de cerveza mexicanas y aplicó aranceles para limitar las importaciones.
Desarrollo de la industria textil, La industria textil creció en tamaño y procesos de hilados y tejidos.
Construcción de ferrocarriles, Los ferrocarriles fueron el proyecto modernizador más importante del Porfiriato. Facilitaron el traslado de mercancías y contribuyeron a la mejora de las exportaciones.
Inversión extranjera, persuadió al capital extranjero para invertir en minas y factorías.
Sin embargo, el progreso económico del Porfiriato fue desigual y generó desigualdades sociales. Las élites ganaron riqueza e influencia, mientras que la mayoría de la población tuvo que trabajar duro con jornadas laborales de 16 horas diarias para sobrevivir con salarios bajos, condiciones insalubres y la falta total de derechos. Este panorama fue el detonante para las primeras rebeliones laborales en México.
Los movimientos obreros y mineros, así como los movimientos mineros fueron particularmente importantes. La explotación de los mineros en las minas de Cananea, propiedad de capital estadounidense, llevó a una de las protestas más significativas. En 1906, los trabajadores de la mina se levantaron en huelga exigiendo mejores condiciones salariales, la reducción de la jornada laboral y mejores condiciones de trabajo. La respuesta del gobierno fue violenta: el ejército reprimió a los huelguistas, resultando en la muerte de varios trabajadores, lo que aumentó el descontento social.
Otro de los movimientos más importantes fue la huelga de Río Blanco y la represión de los movimientos: Evento clave fue la Huelga de Río Blanco en 1907, protagonizada por obreros textiles en Veracruz. La huelga comenzó por una serie de reclamos por mejores salarios y condiciones de trabajo. La situación se agravó cuando las autoridades locales y federales reprimieron la manifestación con brutalidad, resultando en cientos de muertos. Este acontecimiento, aunque trágico, fue crucial en la toma de conciencia de los trabajadores sobre su poder colectivo y les dio visibilidad tanto dentro como fuera del país.
Estas luchas obreras y mineras, a pesar de la represión y las dificultades, fueron fundamentales en el proceso de democratización de los derechos laborales en México. Los movimientos demostraron la creciente organización de la clase trabajadora y su capacidad de lucha frente al sistema capitalista porfirista.
A través de estas rebeliones, los obreros y mineros sentaron las bases para la creación de una conciencia de clase, que eventualmente se vería reflejada en las demandas sociales del ejército revolucionario en la Revolución Mexicana. Durante la Revolución, el movimiento obrero se fortaleció y contribuyó al establecimiento de derechos laborales fundamentales en la nueva Constitución de 1917.
La Constitución de 1917 y los derechos laborales: Uno de los logros más importantes de la Revolución Mexicana fue la inclusión de los derechos laborales en la Constitución de 1917. El artículo 123 de la nueva constitución garantizó importantes derechos para los trabajadores, como la jornada laboral de 8 horas, el salario mínimo, la seguridad social, y el derecho a la huelga. Este avance fue un reconocimiento directo de las luchas que los obreros y mineros habían librado durante décadas.
La Constitución de 1917 se conoce como Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Se le considera la Ley Suprema del sistema jurídico mexicano y también se le conoce como Carta Magna.
La Constitución de 1917 fue promulgada el 5 de febrero de 1917 por Venustiano Carranza en el Teatro de la República de Querétaro. Entró en vigor el 1 de mayo de 1917.
Como resumen se puede decir que: Los movimientos de obreros y mineros antes de la Revolución Mexicana marcaron un punto de inflexión en la historia del país. Estos trabajadores crearon una base para la legislación laboral que, aunque tardó años en consolidarse y continua con un gran rezago, se convirtió en uno de los pilares fundamentales del México moderno. La Revolución Mexicana no solo cambió la estructura política y social del país, sino que también dio lugar al reconocimiento de los derechos de los trabajadores, un precedente fundamental para la justicia social en México.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa

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