A pesar de la declaración de los derechos humanos, confeccionada y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas, como un acto, prácticamente, fundacional de la misma, y a pesar de que tantas naciones alrededor del mundo, hacen referencia a esta importante declaración humanitaria, dentro de sus cartas magnas, en el sentido vinculatorio a dicho acto de reconocimiento de los derechos mínimos para garantizar la dignidad humana, es posible constatar la debilidad de numerosas víctimas de violaciones de los derechos humanos, a lo largo y ancho del mundo, incluyendo a víctimas que provocan Gobiernos de naciones aquejadas, a su vez, de bloqueos internacionales, y de otras medidas impositivas y restrictivas de soberanía, como serían los casos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, y otras naciones.

Por tanto, debemos confirmar que, los derechos humanos, no son monopolio de ninguna ideología o de facción política alguna, puesto que emanan de la propia dignidad de la persona, como ser humano, ante todo, presentado el mismo en un completo despojo de condicionamiento político alguno. Las personas, antes de hacerse adeptas a cualquier organización política, e independientemente de dicha militancia, son personas, siendo desde esta realidad primigenia, sin la cual es imposible dar origen a todas las demás realidades que podrían conformar a las personas, desde donde debemos defender los derechos humanos que reconoce la ONU, en su declaración fundacional.

Constituyen violaciones de los derechos humanos indirectas, los bloqueos internacionales contra determinadas naciones, puesto que, a la postre, afectan a la población civil, vulnerando sus derechos más elementales, como consecuencia de dichos bloqueos dictados contra la nación, a título político, en un primer momento. De hecho, la pérdida de soberanía, producida ante dichos bloqueos, cobra verdadera importancia, no tanto por tal hecho en sí, sino por el daño que se va a producir sobre la ciudadanía de las naciones afectadas por el bloqueo.

Los países o naciones, vienen constituidos por un territorio, por los ciudadanos que habitan en el mismo, y por los bienes económicos y morales, generados a partir de la actividad de la ciudadanía sobre el territorio en cuestión. De estos tres elementos básicos que componen una realidad nacional, el de mayor significado, puesto que es el que da sentido a los otros dos, es el ciudadano, es decir, el de las personas o los seres humanos.

Por otro lado, lo mismo que condenamos el imperialismo de las primeras potencias mundiales, generador de violaciones de derechos humanos, las cuales llegan a la lesa humanidad en casos como el de Palestina, con respecto a las duras represiones bélicas de Israel, debemos dejar de hacer la vista gorda con las violaciones de los derechos humanos, perpetradas por los Gobiernos que son víctimas de sanciones internacionales, como bloqueos, y otro tipo de restricciones. Sabemos que dictadores como Castro, Maduro, Ortega, y otros, vienen violando derechos fundamentales de una parte considerable de sus pueblos, en ocasiones de manera especialmente grave.

El hecho de que, en tales naciones, gobiernen regímenes dictatoriales, ya supone de por sí una violación de determinados derechos humanos y fundamentales, como el de la libertad de expresión, uno de los más importantes de entre todos los derechos de la declaración de la ONU, ya que las personas, no solamente nos alimentamos físicamente, sino que tenemos necesidad de alimentar nuestro espíritu también. Las dictaduras, requieren de métodos represores de esa necesidad de alimentación espiritual, para poder sobrevivir, de manera que vulneran los derechos humanos, al mismo tiempo que padecen bloqueos internacionales, afectando a su población civil en otro tipo de derechos, también humanos, pero más relacionados con aspectos materiales, como la alimentación o la sanidad.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,22 de diciembre del 2024
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