Para caminar por la vida, las personas normales, aquellas que vivimos y convivimos en común con otras personas, lo que se llama, » vivir en sociedad», nunca deberíamos olvidar maneras básicas y elementales de comportamiento, sobre todo cuando estamos en lugares públicos, o interactuando con otros ciudadanos.
Hay palabras que deberían estar en nuestra boca, a cada dos por tres: por favor, perdón, disculpa, gracias, tienes razón, me equivoqué… Son vocablos y expresiones, que contribuyen a hacer la vida más agradable, a crear un clima de concordia, y a facilitar el entendimiento.
Lo mismo ocurre cuando nos hablan, y adoptamos actitudes de comprensión y escucha, esperando, pacientemente, nuestro turno de réplica, o de comentar algo relacionado con lo que nos exponen.
Es preferible razonar, mediante el diálogo, es decir el intercambio de pareceres, tratando de convencer con paz y palabras adecuadas, a adoptar actitudes déspotas, intransigentes, e impositivas.
Cuando estamos en un lugar público, nos atenemos a las normas establecidas por las autoridades, las cuales suelen versar sobre no echar basura o desperdicios, fuera de las papeleras o cubos habilitados al efecto. Guardar una distancia discreta con los demás viandantes, y controlar en todo momento la conducta de los niños a nuestro cargo.
En general, ya sea en la calle o en casa, se trata de hacer el menor ruido posible, hablar en un tono adecuado para que nos puedan escuchar, en todo caso, hablando con calma, sin alzar la voz ni gritar.
En el trabajo, no solo estoy a ejercer mi labor encomendada estrictamente, sino que colaboro de buena fe con los demás compañeros. Incluso, me estiro, y prolongo esporádicamente mi jornada laboral, si veo que hago un bien con ello.
El centro de trabajo, lugar en el día cuya jornada nos acapara una enorme parte de las horas que consumimos, tratamos de adoptar actitudes amables, comprensivas, tolerantes, de modo que contribuyamos a una atmósfera agradable, donde nos guste estar, y donde nos encontremos cómodos.
En los transportes públicos, si nos es posible por nuestra salud, cedemos el asiento a las personas mayores, y a las discapacitadas. Si estamos sentados, permanecemos en actitud decorosa, tratando de no molestar a los demás pasajeros.
Colaboramos con las autoridades de tráfico, siguiendo las instrucciones para no entrar en las ciudades donde existen altos niveles de contaminación. Respetamos escrupulosamente las normas y las limitaciones de circulación. No es necesario que aparezca la policía, para tomar la decisión de acatar las normas, sino que debemos anticiparnos, de modo que consigamos mantener nuestra seguridad, y la de los demás.
En la sociedad, covienen las personas serviciales, trabajadoras, estudiosas, respetuosas, abnegadas, esforzadas… todas estas virtudes son las que ayudan al florecimiento de la sociedad, y de toda la nación. Tal es el patriotismo que se requiere, y que estamos demandando.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 11 de enero del 2024
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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