EL HIPNOTISMO POLÍTICO

Se trata de una de las habilidades con las que debe contar todo mal político, para llegar al poder, y perpetuarse en él. Digo que es una habilidad de los malos políticos, el hipnotismo de los ciudadanos, porque el buen político no necesita mentir ni recurrir a la manipulación, haciendo trampa de alguna manera, pues le basta su saber hacer gestor, al frente de las instituciones, para ser reelegido el tiempo necesario, es decir, el tiempo que la población cree oportuna que debe estar en el Gobierno, sin mayor engañifla ni paripé de engañabobos.

Contando con que en política, la limpieza absoluta no existe, y que siempre será susceptible de subsistir alguna corruptela, debemos afirmar la gran diferencia entre los políticos tecnócratas, aquellos que son profesionales, no de la política, sino de alguna ciencia liberal, de manera que son puestos en el poder, con el fin de que apliquen su saber profesional a la política, y los políticos que son profesionales de la política, los cuales, estos últimos, suelen ser los que cuentan con estas habilidades hipnotizadoras, porque su virtud política consiste prácticamente en servir de gancho electoral, para que el partido consiga alcanzar el poder.

El hipnotismo político, se puede practicar de diversas maneras: Lo primero es contar con una imagen atractiva para las personas, ya sea un físico bien esculpido, una forma de vestir llamativa y elegante, el desparpajo natural del personaje, etc. Después viene el discurso que es desplegado, que debe estar bien elaborado, calibrando que coincida con el momento coyuntural que se atraviese. Finalmente, las habilidades hipnotizadoras, consiguen que los ciudadanos se traguen las bondades de la política que se practica, sobre todo si esta no es objetiva y realmente buena, sino todo lo contrario.

Generalmente se reconoce que la política es abundante en mentiras, y en engaños ciudadanos, pero esto, que lo decimos de boquilla, resulta que no somos capaces de aplicarlo a desenmascarar ciertos embauques y estafas, a las que somos sometidos sin que nos percatemos, normalmente. Sería en esos momentos a los que nos referimos como la hipnosis política, una habilidad con la que cuentan determinados personajes, los cuales suelen ser fichados para conseguir alcanzar el poder, y mantenerse en el mismo, de un modo indefinido.

Recuerdo aquel dicho de los Evangelios cristianos, que dice: “Por sus obras los conoceréis”, una frase bastante afortunada, que es como la prueba del algodón, lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, cuando analizamos las obras de los políticos hipnotizadores, ya es tarde para desviar nuestro voto, porque nos han engañado de tal manera, que, cuando vamos a tomar cartas en el asunto, la situación se ha deteriorado demasiado.

Un ejemplo claro de político hipnotizador, lo tenemos en Adolf Hitler, hombre de escaso talento profesional, que, sin embargo, era un as como manipulador de masas. Hitler aprovechó la crisis existencial del pueblo alemán, tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, para llevar a su pueblo a creerse superior al resto, y a ser capaz de dominar el mundo. Otro buen ejemplo de hipnotizador político, sería Fidel Castro, un líder político experto en mantener al pueblo cubano en la creencia de que luchan por la independencia del imperialismo Yanqui, mientras se hacía con la propiedad de esta isla del Caribe, cuyas zonas más paradisiacas le pertenecían, así como una multiplicidad de bienes muebles, la mayoría de lujo o super lujo, adquiridos a base de aprovechar su indiscutible predominio en la política cubana, donde nadie le cuestionaba, y menos entre el pueblo, parte del mismo subyugado conscientemente, pero callado y aguantando, porque era vigilado amenazantemente, por otra parte de ese pueblo, que vivía sobornado para que ejerciera tal labor inquisitiva.

FRAN AUDIJE

FRAN AUDIJE
Madrid, España, 28 de enero del 2025

Fotografía Facebook.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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