DEMOCRACIA, SÍ, POR FAVOR

El ser humano, ante situaciones de acaparamiento o de ostentación de poder, puede caer fácilmente en la tentación de utilizar ese poder, para adoptar comportamientos tiránicos, y llegar, incluso, a esclavizar a otros seres humanos, utilizando el poder, sobre todo si se trata del poder político, de una manera fraudulenta, o adaptada a sus intereses más egoístas, sin tener en cuenta a los que son gobernados.

La democracia, como sistema de gobernanza de las naciones, que requiere, necesariamente, ejercerse bajo un Estado de Derecho, es el mejor sistema ideado por el hombre, para practicar la política, o la administración de los recursos de un país, así como los intereses de la sociedad.

En la democracia, la nación deja de pertenecer a una oligarquía, para pasar a ser propiedad del total de la ciudadanía. El hecho de que cada ciudadano, posea la capacidad de ser partícipe en la voluntad de elección de los gobernantes, mediante el valor del voto, es una clara muestra de soberanía nacional ciudadana. Por otro lado, la libertad en la que se enmarcan las democracias contemporáneas, con el reconocimiento de los derechos humanos, posibilita la participación de los ciudadanos en asociaciones, ya sean políticas, sindicales, de prensa, de estudios socio-económicos, o de otro variopinto cariz, mediante los cuales el ciudadano puede influir en la deriva del gobierno de su país.

La democracia no ata a los ciudadanos de pies y manos, ni los amordaza, sino que debe demostrar que son los ciudadanos los dueños de la nación, los que deciden por quien van a ser gobernados, aportando entre todos los recursos para que la nación pueda funcionar y desarrollarse. Dentro de la mención a esos recursos que aporta el esfuerzo ciudadano, se encuentra también la participación indirecta de la ciudadanía en el gobierno de su país, a través de la negociación con los que son autoridades, o emitiendo su opinión sobre los diversos aspectos que tienen lugar en la sociedad.

Existe, como hemos dicho en un principio, el antónimo a la democracia, basado en la tentación humana de esclavizar a sus congéneres, como es el totalitarismo, también conocido por el nombre de «dictadura», en la cual los propietarios de la nación dejan de ser los ciudadanos, para concentrarse en una oligarquía política y económica, es decir, en un grupito de poderosos, que van a practicar una política marginadora, favoreciendo a cierto espectro social, que facilite el dominio del conjunto de la nación.

Me parece que nos deberíamos dedicar a salvar nuestra democracia, tratando de mejorar aspectos degenerativos en la misma, como es la corrupción, en lugar de apoyar posibles bandazos políticos, que nos aboquen a un cambio de régimen, es decir, a la implantación de un nuevo totalitarismo, liderado por engañosos mesías, que echen por tierra todo lo que hemos avanzado en poco tiempo, que es mucho, bajo las bondades de una Constitución a caballo entre el socialismo y el capitalismo, que ha logrado un estado generalizado de bienestar, al tiempo que el reconocimiento y el respeto internacional.

FRAN AUDIJE
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 9 de febrero del 2025
Fotografía Fotografía Warner Bros. Pictures.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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