Siempre recordaré la gestión de Manuela Carmena, en la alcaldía de la ciudad de Madrid, como una labor de gobierno ejemplar de la izquierda en España, de la que tendrían que tomar nota nuestros actuales líderes políticos en la izquierda española, porque Carmena dio una lección de democracia, y de estar representando a todos los madrileños, fueran de la manera de pensar que fueren.
Se distinguió la política de Carmena, al frente del Ayuntamiento de Madrid, por el diálogo constante con los distintos sectores sociales y políticos, y por la escucha del sentir de los ciudadanos, en lugar de aplicar el rodillo, o de abusar del poder. En tal sentido, introdujo Carmena la política de transparencia institucional, para facilitar a los ciudadanos de Madrid, su entendimiento de la labor del Ayuntamiento, al tiempo de facilitar los trámites administrativos tan frecuentes de los ciudadanos ante su Consistorio, pues sabemos que, en España, la burocracia abarca una gran extensión de la vida social, lo cual nos aboca a una relación continua con la administración.
Durante la alcaldía de Carmena, se siguió una política continuista, con la anterior gestión iniciada por el alcalde Álvarez del Manzano, consistente en ganar la ciudad para los viandantes, restándole espacio al tráfico rodado, de manera que descendiera la polución, y se convirtiera la capital de España en un lugar lleno de espacios verdes y de zonas comerciales o de esparcimiento, es decir, hacer de Madrid, una ciudad más humana y humanizada. Se continuó, igualmente, con el incentivo del uso de la bicicleta, impulsado por la alcaldesa, Ana Botella.
Se trató, con éxito, de mejorar o de paliar el efecto de la crisis económica en sectores como el arbolado urbano, el cual, debido a los recortes presupuestarios, se había deteriorado de manera preocupante. Lo mismo que en lo referente a la limpieza viaria, donde se hizo una buena labor, a pesar de la inevitable merma en el presupuesto de limpieza, porque la crisis económica, todavía reciente, mantenía las arcas municipales en una delicada situación.
El Ayuntamiento de Madrid, se sometió a una estricta austeridad interna, con el fin de poder recuperarse del varapalo económico que supuso la sorpresiva crisis económica internacional, que ya daba sus últimos estertores. Esta racionalización en el gasto público, logró una recuperación económica apreciable en las arcas municipales.
Desde el Área de Medio Ambiente y Movilidad, se incidió en cuidar los niveles de contaminación atmosférica, llevando a cabo planes de restricción del tráfico de vehículos contaminantes, tanto para autorizar su entrada en el interior de la ciudad, como en preservar zonas del casco urbano para los peatones. Una política muy acertada y necesaria, a mi juicio, para lograr de Madrid una ciudad más limpia, sana, y humana. En el mismo sentido, se desplegaron recursos de concienciación a los ciudadanos, teniendo en cuenta que, el esfuerzo cívico, no es el fuerte de nuestro país.
En el plano cultural, la política fue efectivamente inclusiva y aglutinadora de todos los ciudadanos, tratando de evitar la marginación de ningún sector. Y, aunque es cierto que la legislatura municipal no estuvo exenta de polémicas, debemos subrayar la buena fe imprimida en todas las actuaciones. Recuerdo que, la propia Carmena, pidió disculpas ante los medios de comunicación, reconociendo determinados errores, e, incluso, llegando a subsanar reclamaciones ciudadanas, como la Navidad que organizaciones católicas protestaron por no haber colocado el tradicional nacimiento en la Puerta de Alcalá; esa misma tarde, el personal del Ayuntamiento montó un muy digno nacimiento, en dicho emblemático monumento de Madrid.
En resumen, la actuación al frente del Ayuntamiento de Madrid, liderado por la alcaldesa Carmena, se distinguió por lograr una transparencia institucional, y por establecer la escucha y el diálogo, con los distintos sectores sociales y políticos, al tiempo que se procuró hacer de Madrid, una ciudad más humana y habitable, de todos y para todos, sin excusas ni paripés. Una gestión de la izquierda política, ejemplar, a mi juicio, muy lejos del “rodillo”, y del abuso irracional del poder, al que nos tienen acostumbrados en la política del Gobierno de España.
Debo elogiar, asimismo, las políticas municipales en el Ayuntamiento de Madrid, desde los tiempos del alcalde Tierno Galván, pasando por todos y cada uno de los alcaldes que ha tenido esta magnífica ciudad y capital de España, hasta el del actual alcalde Martínez Almeida. Creo que, entre todos, hemos conseguido que se hable de Madrid, como la capital de las capitales de España, y una de las urbes de moda en Europa, sucediendo en este cetro de liderazgo a Barcelona, otra bella capital española, que se ha venido ahogando por políticas poco atentas a las necesidades reales del pueblo, practicadas desde el independentismo catalán.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 3 de marzo del 2025
Fotografía Facebook.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
