LOS ENEMIGOS DEL AMOR

El amor cuenta con enconados enemigos externos a la pareja, y también existen factores internos, que pueden actuar de seria amenaza para la pervivencia de la correcta relación en la pareja.

Cuando se acomete cualquier relación humana íntima, que se pretenda como seria, formal, y duradera, lo primero es ir convencido de lo que se va a hacer, es decir, iniciar una amistad amorosa, en la que se debe colocar al amor como fin último de la relación, al tiempo que se deja de plantear uno, si este amor será duradero o efímero. Debemos acometer la relación, pues, con el propósito de luchar por una amistad para siempre, puesto que, en el momento que nos paramos a dudar sobre la supervivencia del amor, estamos, inconscientemente, acotando el tiempo de permanencia de la amistad amorosa que vamos a iniciar.

El amor, no es solo la vida sexual de la pareja, sino muchas más cosas. Básicamente, podríamos concluir que el amor consiste en compartir la vida con otra persona. Dentro de esa compartición, ocupa un lugar destacado la sexualidad, cómo no, pero, volvemos a repetir, la sexualidad no es el amor, sino una faceta del mismo, que ayuda a perfeccionarlo, haciéndolo más gozoso y entrañable.

La sexualidad podría traer de la mano, la formación de una familia, en el momento que llegan los hijos a la pareja, como consecuencia de una relación amistosa de amor, en la que, por supuesto, se ha llevado una sexualidad que ha dado sus frutos culminantes. No existe nada más bello que una familia donde se acoge a los hijos en un hogar fundado en el amor, y en el mútuo entendimiento de la pareja. Un ambiente de cordialidad y de «buen rollo», va a facilitar el desarrollo sano y la felicidad de los hijos.

Por otro lado, debemos tratar el tema de los enemigos externos al amor, los cuales van a tener más complicada su función acosadora y destructiva de la pareja, en función de la cohesión amorosa que una a la pareja. Cuanto más consolidado se encuentre el amor, va a ser más difícil que naufrague el mismo, debido a ataques de terceros.

Uno de los principales ingredientes atmosféricos, digamos, que requiere el amor en la pareja, es la libertad. En el momento que terceras personas con autoridad, bien moral, o bien legal, intervienen para manipular o para ejercer funciones impropias, y que no les competen realmente, normalmente estropean la relación, y la llevan al naufragio.

La pareja debe intentar dirimir sus problemas, en la intimidad del hogar, o de su convivencia, y no confiar en los consejos de agentes externos, por mucha estima que nos inspiren, ya que nunca van a tener la perspectiva objetiva que conviene, ofreciéndonos opiniones o consejos subjetivos, que suelen ser desafortunados. Si se ve que los problemas de pareja no son capaces de llevarlos a buen término ambos actores principales, desde su propia intimidad, creo que es mejor acudir a un profesional, que sí nos podrá aportar un punto de vista más objetivo, y desde la experiencia.

El amor pasa por etapas, a medida que evoluciona la relación amistosa de amor, y en cada etapa ofrece un atractivo distinto, que debemos saber apreciar y valorar. De un romanticismo y apasionamiento inicial, se llega a la paulatina madurez amorosa, y se va conociendo más y mejor a la otra parte. Se acaban por asumir los defectos y las virtudes, para llegar a otro momento en que se ama al otro, y viceversa, de una manera más real, racional, y comprensiva. Ninguno somos supermanes, globalmente hablando, y aceptar la miseria humana, es un buen paso para la unión fructífera y gozosa a largo plazo.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 17 de marzo del 2025

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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