En el Hamlet, de William Shakespeare, existe un monólogo del protagonista, cuya primera frase comienza diciendo: “Ser o no ser, esa es la cuestión”, para, a continuación, plantear una profunda reflexión sobre la vida, la muerte, y la existencia. ¿En qué medida merece la pena luchar en esta vida contra las duras adversidades?. Sin duda, uno de los pasajes de la Literatura, más famosos de la Historia.
Pues algo similar se debe estar planteando el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, aunque los españoles no le hemos elegido presidente para que se debata entre la vida y la muerte, ni para que escriba un drama nacional español, sino para que gobierne España, es decir, para que gestione la cosa pública, resolviendo la problemática social común a todos los ciudadanos de este país. Por tanto, cabe preguntarse: ¿A qué se dedica este señor, que es presidente, ahora mismo, solo por título nominal?. Puesto que su labor gestora viene poniéndose en evidencia y en cuestionamiento, desde todas las aristas posibles de la política, y la sensatez de la praxis más democrática e institucional, exigen un adelanto electoral, sin mayor dilación, y sin mayor “mareo de la perdiz”.
El Gobierno del señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha dejado de ser sostenible en sus funciones, porque la Justicia española, se ha puesto a investigar una serie de denuncias interpuestas desde la sociedad civil, y se está demostrando que la corrupción, en demasiados y neurálgicos flancos de este Gobierno, no es un invento de los fachas, ni es una mentira, ni es fango a traición, sino que es una realidad muy real, que se afianza y se agranda, conforme avanzan las investigaciones.
Este Gobierno, que prometió combatir la corrupción, y, por lo que se viene demostrando, lo que ha hecho es incentivarla hasta límites monstruosos, como nunca se había visto, al menos desde que comenzó la democracia, en el periodo transitorio de 1975-1978, ha dejado de tener legitimación democrática para continuar gobernando, porque está demasiado podrido de ilegalidad como para cumplir con sus funciones, y requiere de un sometimiento popular que decida sobre si es conveniente que se reedite, o que otras organizaciones políticas le tomen el testigo.
En una democracia de la Unión Europea, del siglo XXI, es la manera correcta de actuar, dada la situación catastrófica en la que nos encontramos, no solo por la terrible corrupción: La deuda sin precedentes en la Historia de España, no se mantiene o disminuye, sino que va a más, porque se gobierna con la mano puesta, en lugar de realizar una labor de aprovechar los recursos nacionales, para crear riqueza y bienestar. Esto es algo de suma importancia, queridos lectores, porque si la economía varía, y se empiezan a tomar otras directrices en las instituciones internacionales, que nos dejen de ser favorables, España sería intervenida, como le ocurrió a Grecia hace una década, con inmisericordes recortes presupuestarios, expulsión de funcionarios públicos, y muchos ciudadanos honrados, acudiendo a comedores de caridad.
En la actual situación de España, debemos los españoles demostrar sensatez y patriotismo, comprendiendo que no es una forma de subsistir ni de crear un futuro halagüeño, vivir de la subvención ni de las ayudas, sino vivir trabajando y contribuyendo con nuestro esfuerzo común. En tal sentido, debemos denunciar que las redes clientelares políticas, no nos hacen ningún bien, porque son una forma de fomento del caciquismo y de la corrupción.
Una España grande y que avance, no se construye por arte de magia, ni existe una varita mágica que resuelva los problemas. La España que deberíamos querer todos los españoles de bien y buena voluntad, es una España donde haya trabajo digno para todos, donde se pueda convivir en paz y en concordia, sin acudir a resentimientos del pasado, ni a recursos estratégicos para mantenerse en el poder, a costa de lo que haga falta. La democracia es la España de todos, donde decidimos entre todos, y donde existe libertad para expresarse, y para vivir en libertad y dignidad humana.
FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook.
Madrid, España, 15 de abril del 2025
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