ESPAÑA: TRANSFORMACIÓN Y DECADENCIA

Cuando se comenzó a serenar el efecto tan adverso de la Postguerra, a partir de los años 50, del pasado siglo, el General Franco comenzó a inquietarse sobre planes de desarrollo para España, de modo que su Gobierno solicitó asesoramiento al Banco Mundial, de cómo hacer para acometer dichos planes de desarrollo, en estudio.

Una comisión de especialistas del Banco Mundial, visitó nuestro país, y estudió el estado de la economía española, comprobando, fehacientemente, que se basaba en el sector agrícola, de forma abrumadora. Aconsejaron, pues, a Franco, que, para el desarrollo de España, era necesario que el sector agrícola se modernizara, mecanizándose, y pasara a constituir el último lugar de la pirámide de población activa, donde, el sector industrial, debía pasar al segundo lugar, y el sector de los servicios pasara a constituirse como el primero en la pirámide de población activa, el cual englobaría el grueso de la población, concentrado en grandes urbes.

En contra de dicho plan estratégico, para una transformación económico-social de España, se hallaban los Falangistas, dentro del Gobierno Franquista, y, a favor de las directrices del Banco Mundial, y dispuestos a tomar las riendas de dicha transformación, estaba otra de las facciones en dicho Gobierno, conformada por los católicos del Opus Dei.

Después de algunos debates, Franco decidió encargar al Opus Dei, la aconsejada reforma del Banco Mundial, restando poder a los opositores a ultranza, como eran los representantes de Falange. Desde entonces, Franco constituyó sus Gobiernos, con profesionales cualificados, que tenían en común su pertenencia al Opus Dei, de manera que, estos tecnócratas, trabajaran conciezudamente, por una nueva España, la cual llegó a alcanzar el décimo lugar de las potencias industriales, alrededor de todo el mundo, con otro efecto sumamente benéfico: la conformación, por primera vez en la Historia de España, de una sólida y amplia clase media, que alejó fantasmas de otro enfrentamiento civil, puesto que se conjuró la injusticia social, hasta entonces desgraciadamente vigente.

Llegada la democracia a España, tras morir el General Franco, y, habiendo encargado su sucesor, el rey Juan Carlos I, la transformación política de España, a uno de los más honrados y competentes políticos de entonces, como fue Adolfo Suarez, España comenzó a sentir los efectos benefactores de dicha metamorfósis, desde la dictadura, a una democracia Constitucional, que tomaba la forma política de monarquía-parlamentaria, y el modo socio-económico de un Estado social y democrático de Derecho.

La entrada en la Unión Europea, y en la OTAN, así como el reconocimiento internacional de las potencias Occidentales, a España, fueron un espaldarazo a nuestro nuevo estatus, y a un progresivo desarrollo, todavía más acentuado.

Faltaba completar este ciclo transformador, con la llegada al poder de la izquierda política, lo cual no sucedía desde los años de la II República. Fue en el año 1982, cuando el Partido Socialista Obrero Español, consigue tomarle el relevo gubernamental al Centro Derecha, y pasa a abordar un proyecto nuevo, el cual, en palabras muy elocuentes de una de las cabezas visibles de aquel Gobierno socialista, Alfonso Guerra, iba a consistir en un cambio tal, que «a España no la va a conocer ni la madre que la parió».

Fue durante dicho periodo de sucesivos Gobiernos socialistas, cuando se levanta la veda de la corrupción política sistemática en las instituciones, y España debe acostumbrarse a sucesivos escándalos de choriceo político, uno detrás de otro. La alternancia política con la derecha o el centro-derecha, representado por el Partido Popular, no frena este pillaje, sino que toma el relevo del mismo.

A la par, España sufre otra crisis de identidad moral, relajándose las costumbres y los hábitos, en relación a las creencias religiosas, y a los conceptos entre amor y sexo. Cabe señalar que, efectivamente, a España comenzó a no conocerla ni la madre que la parió, en certera y verídica declaración política.

A día de hoy, nos es posible reconocer que, la decadencia iniciada en España, tras los primeros años de Transición a la democracia, va tocando fondo muy probablemente, tras arrivar al poder el ciclón huracanado, fenómeno Sánchez-Castejón, culmen de todo un ciclo de saqueo y violaciones en las instituciones españolas.

España comienza a tambalearse, sacudida por una bestial deuda externa, por inusitados y antidemocráticos recortes en derechos fundamentales, por una cabalgante inmoralidad, desfalcos e irregularidades sin precedentes, la acometida de los partidos independentistas, y de otros partidos, con ideas poco claras sobre la actual España… En definitiva, podría juzgarse la España de este tiempo, como una resurrección del prehistórico Hombre de Cromagnon, que nos arrastra de nuevo a las cavernas más siniestras de la que, parecía, y con seguridad nos parecía imposible, llegar a la regresión de la España profunda, y de la Leyenda Negra.

FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook.
Madrid, España, 16 de abril del 2025
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