Por Roger E. Cornelio Sosa
*Recordarán, en todo el país, el 125 Aniversario del hombre que fue factor determinante para alcanzar la paz y estabilidad social en el México postrevolucionario.
*Influyó en las decisiones de este país hasta su muerte, a los 97 años de edad, convencido del sistema político desde las trincheras del sindicalismo.
*Había la amenaza del comunismo en el mundo; México dudaba entre seguir el modelo soviético, o cargar nuestro sistema político hacia la democracia.
Don Fidel Velázquez Sánchez es parte de nuestra historia. Fue fundador de la Confederación de Trabajadores de México (CTM); un hombre de poder y máximo representante del sindicalismo nacional durante 70 años. Se le destaca como pieza fundamental, determinante, en la consolidación del Sistema Político Mexicano.
Sin duda, un personaje de la historia Posrevolucionaria de nuestra patria. Con un talento natural, contribuyó en el periodo de construcción del México de instituciones. Fue además un líder muy pragmático, un líder con altísima capacidad para hacer política.
Don Fidel tuvo una gran vocación por buscar la unidad. Fue factor de la paz social y tranquilidad de la que gozó México por largos años. En aquel entonces, en las últimas siete décadas del siglo pasado, lo importante era ordenar al país. Y la creación del sindicalismo y la CTM, con Fidel Velázquez al frente, abonaron a ese esfuerzo
Hay que considerar, además, que la lucha sindical era extremadamente difícil. Cuando los patrones se enteraban de que había intenciones de formar un sindicato, los corrían de su trabajo. Los trabajadores se encontraban desprotegidos, con exiguas posibilidades de defensa.
Don Fidel, junto con sus correligionarios de aquella época, sufrieron eso. Fueron hombres que tejieron un trabajo muy lento, progresivo, hasta que llegaron a ocupar espacios destacados. Primero, en pequeñas empresas a nivel nacional. Y después, hombres del sistema.
Nuestro personaje estaría cumpliendo, este 24 de abril, 125 años de edad. Falleció a los 97, en 1997. No vio perder a su querido partido, el PRI, en las elecciones presidenciales del año 2000. La clase obrera de México, hoy le rendirá un merecido homenaje nacional. Honor a quien honor merece.
Un poco de historia.
Acababa de terminar la revolución y los campesinos eran los más importantes; y había qué cumplirles. Pero Álvaro Obregón pensó, también, en los obreros, en los trabajadores que estaban en las ciudades. Decidió apoyar e impulsar el sindicalismo, un sector que se posicionaría, con el tiempo, para institucionalizar la vida política de México.
No hay que perder de vista que la década de los ‘30 marca el inicio de lo que posteriormente sería la Guerra Fría. Estado Unidos aún no se recuperaba de la crisis del ‘29, mientras que la Unión Soviética consolidaba su poderoso ascenso. De moda estaba la frase: “el fantasma del comunismo recorre el universo”
El mundo se preguntaba: ¿Cuál es el camino a seguir? ¿Es el modelo americano o el soviético? En medio de esa disyuntiva global, en México el presidente Lázaro Cárdenas se encuentra acompañado de importantes figuras comunistas; Vicente Lombardo Toledano y Valentín Campa Salazar, aferrados éstos con imponer la izquierda mexicana.
En el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas se convocó, entonces, a las fuerzas obreras a un gran congreso nacional. Había que tomar una decisión. Habría respeto a la autonomía de cada central obrera, pero se trataba de hacer un frente sólido laboral, único en el país. Así surgió la Confederación de Trabajadores de México, en 1936. Se eligió a Lombardo Toledano como su primer dirigente.
La designación del candidato Manuel Ávila Camacho, se convierte en una lectura inteligente de Cárdenas. Sabía que el país no necesitaba más gobiernos militares, y que tampoco resistiría una oscilación más del péndulo hacia la izquierda. El futuro presidente garantizaba un regreso del péndulo hacia el centro.
Posteriormente, la correlación de fuerzas internas es la que va a determinar que el siguiente candidato sea Miguel Alemán Valdés. Él llevaría el péndulo, todavía más, del centro hacia la derecha. Esto es lo que va a estar en el contexto que determina la ruptura de Fidel Velázquez, con Vicente Lombardo Toledano.
En ese distanciamiento, el entonces secretario general de la CTM, Miguel Ángel Velasco, dimite. Con el apoyo de Valentín Campa, se elige como sustituto a Fidel Velázquez Sánchez. El antiguo líder lechero contó, además, con el respaldo de la poderosa Federación de Sindicatos del Distrito Federal
La clave del éxito.
Fidel Velázquez venía de pertenecer a esa franja de dirigentes difíciles, que carecía de pretensiones intelectuales. No eran líderes con una definición ideológica; son solamente trabajadores de oficio sencillo. Era un lechero, sí, pero un lechero que, al final de cuentas, estaba representando al conjunto de la clase obrera con el que se identificaba.
Se posicionó como un enlace para darle más poder al PRI. El partido necesitaba una base social sólida, para lograr sumar a la gran masa obrera, lo que luego se conoció como corporativismo. Su activismo se extendió por todo el país, con la creación de federaciones obreras estatales.
Es cuando empieza a mover sus fichas. Muchos sindicatos aún estaban dentro, pero no coincidían con la forma de pensar de la nueva CTM. Y entonces toma el control total. Más que el sector campesino, popular y la desaparecida cuota militar, los obreros apuntalaban al México del futuro.

Fidel Velázquez ve que el presidente Miguel Alemán no simpatiza con el ala procomunista. Decide constituir al sector obrero como un factor muy importante para la paz social. Inicia el desplazamiento de los grupos alineados más a la izquierda. Deja a la CTM en una posición mucho más al centro.
Al final, Alemán Valdés vio los resultados de este esfuerzo. Reconoció a la CTM, y ésta se disciplinó siempre al presidente de la república. En la arquitectura del sistema político mexicano, que surge de la revolución y que se monta en los tres sectores del PRI, los trabajadores estarían siempre fortaleciendo al presidente.
El peso del sector obrero.
Una estructura de masas, como la CTM, se hacía cada vez más indestructible. Y todavía con mayor poder, porque estaba vinculada con el sistema presidencialista desde el Partido Revolucionario Institucional. CTM-PRI-gobierno, la fórmula ideal que México requería para su estabilidad y desarrollo.
Don Fidel Velázquez era un tipo muy experimentado, listo y con visión. Pero hacía falta más unidad. Entonces hizo el llamado para crear el Congreso del Trabajo. El objetivo consistía, precisamente, en atraer a todos los sindicatos y federaciones de todo el país, que estaban fuera de la alianza con el gobierno.
Él intuía que, en algún rincón de la patria, de repente surgiría algún líder obrero, joven inquieto y talentoso. Era necesario ubicarlos, antes que decidan irse por la libre o tomar atajos. Buscaba, así, la forma de atraerlos al carril cetemista, para hacerlos que destacaran como futuros actores políticos del partido.
Inicia el sector obrero identificando talentos. Los capacita, los prepara y los hace alcaldes, diputados federales o locales, senadores o gobernadores. El gremio sindical se empieza a incorporar al sistema político, a través de posiciones en todo el país. No había dependencia ni gabinete que se escapara. Había líderes obreros en toda la estructura del sector público en los tres órdenes de gobierno.
Este equilibrio se constituía como resultado de acción recíproca. La alianza obrero-gobierno daba resultados. Había que cumplir con las demandas sociales. Se creó así el Imss, Issste, Fonacot, Infonavit, Inapan, Pémex, Inai, IFE, CFE, Conacyt, El Metro, Profeco, Fira, Nacional Financiera, Firco, Bancomext, Coneval, INEA, Aserca… y otras decenas de instituciones.
En el aspecto económico, fue muy importante la participación de D. Fidel Velázquez. Ante el gran árbitro que era el gobierno, había que armonizar los intereses del capital y del trabajo. Aunque las huelgas son un derecho constitucional, había que conciliar los intereses entre las partes. Se creó la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.
El líder eterno.
Fidel Velázquez estaba en el círculo central, pero las decisiones las tomaba el presidente. Participaba en la instrumentación de ideas y propuestas presidenciales, pero el que finalmente tomaba las decisiones era siempre el primer mandatario.
Un periodista le preguntó: ¿a que se debe el hecho de permanecer tanto tiempo al frente de la CTM? Él respondió: “A que nunca aspiré a ser presidente de la República”.
Esa visión era muy digna de considerar. Si hubiera buscado el más alto cargo, como en su momento lo intentó Lombardo Toledano como fundador de la CTM, o Luis Napoleón Morones, tal vez no hubiera durado tanto tiempo al frente de la central obrera.
Fidel Velázquez Sánchez influyó en las decisiones de este país hasta su muerte, a los 97 años. Fue integrante convencido del sistema político y baluarte de la estabilidad nacional desde las trincheras del sindicalismo.

En su homenaje nacional, de este jueves 24 de abril, habría que significar no sólo su 125 aniversario. También, sea para destacar la trayectoria de un hombre al que la patria mucho le debe; sin su liderazgo, ya está dicho, quien sabe qué hubiera sido de un México sometido a ideologías antidemocráticas. San Francisco de Campeche, Campeche; abril del 2025.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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