¡VIVA EL PAPA FRANCISCO!

Como siempre he mantenido, los seres humanos somos imperfectos por definición, por tanto, las instituciones formadas por humanos, tampoco son infalibles, y se pueden equivocar.

Tradicionalmente, ha venido siendo criticada la Iglesia, desde fuera de sí misma, ante todo, pero también existen sectores críticos, desde el propio interior de la Iglesia. Generalmente, se nos achaca a los católicos una gran falta de coherencia con lo que predicamos, una preocupante distancia con el Evangelio, la buena noticia que trajo Jesús de Nazaret al mundo.

Uno de los blancos principales de estas críticas hacia la Iglesia católica, han tenido como centro de la diana, tradicionalmente a los Papas o sucesores del apóstol Pedro, probablemente porque son los que marcan el rumbo de la Iglesia, en su conjunto, y, también, porque son la cabeza más visible de toda esta enorme organización religiosa cristiana, como somos los católicos.

Nuestro ya difunto Papa Francisco, no se ha salvado del tradicional vapuleo, al que suelen estar expuestos los líderes mundiales, y, cómo no, los líderes de la Iglesia, empezando por el Santo Padre.

Sin embargo, hemos de reconocer que, los sectores críticos, han cambiado de puesto en el caso del Papa Francisco. Un Papa que se ha volcado, como en demasiado tiempo no ocurría, con los pobres, los indigentes, los presos, los perseguidos, los enfermos, los violados en sus derechos humanos y más elementales…

Y no solo es que lo haya hecho personalmente, prescindiendo de bastantes de los verdaderos lujos sin sentido, que rodean al Papado, por tradición, y habiendo cosechado su tiempo como primado de la Iglesia católica, de visitas a los más sencillos, humildes, y marginados, sino que, dentro de su magisterio papal, ha invitado y animado a todos los católicos a hacer lo mismo.

Ese «ir a las periferias», y ese «sed pastores con olor a oveja», forma parte de las enseñanzas de nuestro querido y admirado, Papa jesuita. Un hombre que, no solo llegó a tener éxito como cura, llegando al cardenalato de Buenos Aires, en su patria argentina, y, después, alcanzando la mayor de las dignidades eclesiásticas, como es ser constituido sucesor de San Pedro, sino que rezumaba por todas partes, la humildad y la sencillez de las grandes personas.

Recuerdo con suma emoción, la lectura de una de sus más importantes Encíclicas, como es Frattelli Tutti (Hermanos todos), en la que, el Papa Francisco, rompe una lanza en favor de los más despreciados y denostados, en este mundo: Aquellos que necesitan ser rescatados de las cunetas, tras ser agredidos y apaleados, como deberíamos ayudar y auxiliar, los buenos samaritanos que, nuestro Francisco I, siempre soñó que fuéramos los católicos.

FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook.
Madrid, España, 21 de abril del 2025
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