A la diputada del Partido Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, en distintas ocasiones, le han espetado diputados de la izquierda, su condición nobiliaria de Marquesa, en tono crítico y despectivo. A mí, personalmente, lo de los títulos nobiliarios, es algo que me encanta, a pesar de que, además de escribir, soy obrero.
Antiguamente, durante la época feudal, el acceso a la nobleza era una potestad del monarca, que concedía cuando, algún caballero, había realizado gestas de entidad suficiente, como para merecer tan alto rango. Por tanto, los nobles eran personajes de valía, y de valor, semejantes a los afamados Lores británicos, con tanto prestigio, todavía en nuestro tiempo.
Ante semejante invectiva, tratando los títulos de nobleza, como algo despreciable, yo me sentiría sumamente orgulloso, si fuera Cayetana Álvarez de Toledo. Nadie debería avergonzarse, por el legado que ha heredado de su familia, cuando el mismo consistió en un reconocido servicio, avalado por un título, concedido por la máxima autoridad, durante la época feudal, como eran los reyes, o monarcas.
Tengo la impresión de que, los ataques de la izquierda, en este caso, vienen por el clásico tópico, de que los nobles eran unos opresores. Este tópico, es, como todo tópico, injusto y de mala fe, porque generaliza, sin acudir a investigaciones, ni a pruebas, en casos concretos y determinados.
Durante la época feudal, el propio sistema del feudalismo, era tremendamente injusto, por lo abusivo y marginador, además de imposibilitar el ascenso o descenso social, por méritos propios, en vez de mediante el derecho de sangre, como sí propició el Liberalismo, que comenzó a implantarse tras la Revolución Francesa.
Estimada Cayetana, la cabeza alta, pues, y ninguna vergüenza de tus antepasados, que seguro fueron grandes personajes de su época, por tanto, hijos de su tiempo histórico, sin que pudieran remediar los usos y costumbres de aquel momento en que vivieron.
Otra Cayetana, y Duquesa de Alba, solía decir que, cada cual, debería estar orgulloso de lo suyo. Yo, por ejemplo, carezco de complejo alguno, debido a mi profesión de obrero, y no me avergüenzo de provenir de una familia, donde abundan los profesionales liberales, y, en una de cuyas ramas, se fraguó una clase de terratenientes extremeños, que supieron aprovechar las desamortizaciones de Madoz y Mendizábal, durante el siglo XIX. Estos mismos terratenientes de mi familia, eran simpatizantes de los Liberales, y contribuyeron al final del feudalismo, aportando cuantiosas donaciones, para que triunfara el liberalismo en España.
La «Memoria histórica» de la izquierda, es un lavado y blanqueo de esta facción política, para colocarse como víctimas de la llamada, «derecha conservadora». No olvidemos que, en todas partes cuecen habas, y que, «quien no haya pecado que tire la primera piedra».
FRAN AUDIJE
Foto: Cayetana Álvarez de Toledo. Fuente: Facebook
Madrid, España, 30 de mayo del 2025
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuro
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