Hay ocasiones en que conviene recordar algunas cosas elementales y primigenias, ya que, el paso del tiempo, la complicación de la vida, o las interferencias manipulativas de personas, instituciones, etc, hacen que olvidemos fundamentos y bases, desde donde se sostiene el mundo en el que nos desenvolvemos.
Trabajar, en contra de lo que suele estar difundido, es una de las actividades más sanas que existen, no solo para uno mismo, sino para la sociedad en la que nos encuadramos, y la nación a la que pertenecemos. Es sano trabajar, lo mismo que hacer el olgazán, o tener demasiado tiempo de ocio, nos destruye, a uno mismo principalmente, pero también repercute negativamente en nuestro entorno.
Ya no solamente esto, sino que trabajar, o estar al servicio de algo o de alguien, normalmente ofrece repercusiones económicas, una de las cuales consiste en la remuneración propia, que nos permite ser independientes, y realizarnos en la vida, como personas, y como integrantes de la sociedad.
El patriotismo, sentimiento de amor por nuestro país, que tanto nos anima a la mayoría, debe basarse en nuestra contribución a la sociedad. Contribución basada, normalmente, en una actividad laboral o de trabajo. Porque, las naciones no se engrandecen, ni se desarrollan, por arte de magia, o por alguna suerte de sortilegio que emplean los líderes políticos, sino por el esfuerzo que hacemos cada uno, cuando operamos en servicio de nuestra comunidad. La concatenación de esfuerzos, es lo que hace grande a las naciones, lo que nos permite avanzar.
Es importante, por otro lado, que nuestro trabajo se desarrolle en unas condiciones dignas, tanto referentes a los derechos laborales, como a las condiciones de trabajo. El trabajador debe estar protegido, y debe tener derecho a realizarse en su vida familiar y social. También, por supuesto, tenemos la obligación de esforzarnos, para que el trabajo salga adelante, de manera satisfactoria y profesional.
A la hora de desarrollar cualquier actividad profesional, o de servicio a los demás, juega un papel decisivo, el ánimo o intencionalidad, que nos mueve a la hora de llevar a cabo nuestra labor. La buena fe marca amplias diferencias: nos define como personas, y perfecciona nuestro trabajo, a la vez que va a permitir que los demás compañeros hagan mejor su labor, o, sencillamente, dará como resultado, un producto exitoso, fruto de un trabajo en equipo.
Una sociedad donde cunda el trabajo, sin desdeñar el ocio y la diversión, porque ambos aspectos son necesarios para nuestro equilibrio, a la vez que diversifican la oferta laboral, será una sociedad que crezca positivamente, ya que los ciudadanos estaremos creciendo como tales, gracias a que el trabajo, no solo permite el desarrollo social, sino que nos hace más personas, y mayores seres humanos.
FRAN AUDIJE
Foto: Facebook.
Madrid, España, 6 de junio del 2025
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