Los derechos humanos se violan a lo largo y ancho de todo el mundo, y son violados, de manera abusiva y principal, por los Estados de las naciones, puesto que ostentan el poder suficiente para hacerlo, y suelen contar con apoyos clave dentro de los poderes judiciales, los cuales crean una atmósfera de impunidad, al proteger a estos verdaderos delincuentes cualificados, que consigue declaraciones de terror, en la generalidad del país, o en personas determinadas, puesto que son ignorados los derechos más fundamentales de ciudadanía, aquellos que la sostienen.
Esta circunstancia, provoca otro efecto como consecuencia, y es la suspensión de dicha ciudadanía, puesto que la situación de facto que vive la víctima, es de esclavitud, la cual hace incompatible cualquier ostentación de nacionalidad, aun constando en los documentos oficiales, que se habrían convertido en papel mojado, desde el momento que, en la práctica, dejan de respetarse los fundamentos de cualquier nacionalidad, constituidos por los derechos humanos.
España es un tradicional violador de los derechos humanos, con una tradición secular, preocupante en nuestro tiempo, puesto que la inercia de esta costumbre, convierte en un hábito tolerado socialmente dicha costumbre, protegida, además, desde la judicatura española, extremadamente comprensiva con este tipo de abusos, sobre todo cuando son cometidos por las autoridades.
En España, los derechos humanos son violados, no solo al alto nivel del Estado, sino también desde la privacidad de muchos particulares, en cuyas familias se practica la violencia de género, hacia los más débiles, es decir, las mujeres y los niños. Cualquier persona que presente un atisbo de vulnerabilidad, es una víctima potencial de ser violada en sus derechos humanos y fundamentales, una auténtica carne de cañón, que nos está exponiendo la realidad de una idiosincrasia, con elevados niveles de apasionamiento, despotismo, crueldad, y cobardía.
Se han comenzado a conocer, durante los últimos años, las realidades de esta violencia oculta contra los débiles y vulnerables, a un nivel particular y privado, pero solo ha sido un comienzo, porque, este tipo de violencia y de abusos, son mucho más generalizados y complejos, de lo que, en un principio, podría parecer. Dentro de la propia institución familiar, tan característica en España, se protege a los violadores, siendo las propias víctimas quienes contribuyen a ello, por un afecto mal entendido, y por la desprotección judicial que existe.
A nivel del Estado, igualmente se producen violaciones de los derechos humanos, si bien, en la actualidad, estas violaciones no son masivas ni generalizadas, que sepamos, sino que es más normal su concreción en casos puntuales y aislados. El que les escribe, habla con conocimiento de causa, puesto que es víctima de una sangrante persecución, desde el año 1988, ininterrumpidamente, siendo consciente de las dificultades tan insalvables que existen para defenderse, puesto que es costumbre de las autoridades, la solidaridad entre las mismas para ocultar estos casos, los cuales presentan las siguientes características comunes: irracionalidad, injustificación, lógica criminal.
FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook.
Madrid, España, 11 de junio del 2025
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