PEDRO, EL CRUEL

El rey, Pedro I de Castilla, apodado, “el cruel”, goza de una polémica fama, que hace dudar sobre su política justa o injusta, en sus 16 años de reinado. El cronista, López de Ayala, describe a Pedro I de la siguiente manera:

“Fue el Rey Don Pedro asaz grande de cuerpo, é blanco é rubio, é ceceaba un poco en la fabla. Era muy cazador de aves. Fue muy sofridor de trabajos. Era muy temprado é bien acostumbrado en el comer é beber. Dormía poco é amó mucho mugeres. Fue muy trabajador en guerra. Fue cobdicioso de allegar tesoros é joyas (…) E mató muchos en su Regno, por lo qual vino todo el daño que avedes oído”.

Efectivamente, Pedro el cruel, fue un rey que destacó por ordenar ajusticiamientos entre sus detractores, normalmente personajes con poder, insertos en la nobleza. Todo aquel que le hacía sombra, era mandado ejecutar por el rey, al tiempo que se encargó de limitar los privilegios de todos aquellos que fueran susceptibles de arrebatarle tal poder. La fama contraria se granjeó entre la gente más humilde, que sentían la mano protectora del rey.

Un monarca, o mandatario, en cualquier momento de la Historia, necesita el apoyo de la gente que le rodea, o sobre la que gobierna, para lograr que su poder prevalezca. Nadie se ha mantenido en el poder sin el apoyo de otros, ya mantuvieran un apoyo, desde la cualificación, o desde la cuantificación.

Los nobles de la época de Pedro el cruel, debían aportar apoyos cualificados, ya que eran contados personajes, pero de gran poder, tanto económico, como político. Por el contrario, la gente llana, debió de aportarle al rey, apoyos más del tipo cuantitativo, puesto que no poseían riquezas ni gran poder, pero sí eran una cantidad apreciable de personas, puesto que venían a constituir el pueblo de aquellos entonces.

Goza el rey, Pedro el cruel, de una fama de mujeriego, que es justificada, y le podemos encontrar lógica. Por un lado, el mero hecho de ser rey, le otorgaba la posibilidad de poder disfrutar de múltiples relaciones femeninas, y, por otro lado, la política de pactos entre reinados, daba otra posibilidad, como la de poder mantener relaciones con jóvenes princesas de otros reinos, bajo la obligación de producir herederos al trono.

Pedro el cruel, mantuvo un continuado romance con una mujer bellísima, como fue María de Padilla, manteniendo las relaciones obligadas con las distintas reinas que se casaron con el rey. Pedro I de Castilla, debió estar enamorado de María de Padilla, y el resto de mujeres con las que estuvo, las reinas consortes, fueron utilizadas para la generación de prole hereditaria al trono

La vida del último de los monarcas castellanos, de la Casa de Borgoña, finalmente asesinado por su propio hermano, Enrique II, ha llamado la atención de escritores y poetas, a lo largo de la Historia, generando una abundante literatura alrededor de su figura, tan polémica, como lógica, dentro de la dinámica normal entre los reyes u oligarcas de todos los tiempos.

FRAN AUDIJE

Fotografía Facebook.
Madrid, España, 21 de junio del 2025
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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