Pensemos sobre lo siguiente, estimados lectores: ¿Si alguien nos dice que nos ama, y que le pertenecemos, pero trata de hacernos daño, y no guarda el más mínimo respeto por nuestros derechos, cual sería nuestra reacción?.
En teoría, tendríamos dos opciones: Una, dejarnos llevar por tal pretendido amor, quedando expuestos a la tiranía y a la esclavitud; y otra, huir del daño que nos quiere hacer, ese que dice que nos ama, para evitar morir, o vivir hecho un desgraciado.
Realmente, quien nos ama de verdad, es quien vela por nuestro bien, e intenta beneficiarnos continuamente, teniendo en cuenta que, aunque no se nos haga un bien positivo, el hecho de evitar acciones dañinas contra nosotros, también constituye un beneficio, y es un signo de amor.
Recuerdo aquella historia, parece ser que verídica, en la que, un varón, tras asesinar a su pareja, declaró ante el Juez, que «la maté porque era mía». Nadie mata a quien ama, y, si alguien asesina a otra persona, decir con todo convencimiento que lo ha hecho por un sentido de pertenencia amoroso, no es otra cosa que la expresión de un trastorno mental.
Lo primero que nos debe quedar claro, es que un amor verdadero debe estar educado, y que debe estar dispuesto a respetar la libertad de quien ama, ya sea una persona, o una asociación o ente. Obligar a la fuerza a hacer algo, es indigno, y nunca será amor, sino odio y resentimiento, sin perjuicio de que pudiera entrañar un trastorno mental, propósito tan miserable.
En la política nacional de España, por poner un ejemplo de patriotismo institucional, se está produciendo un fenómeno completamente contradictorio, con el amor que se le supone a los políticos españoles hacia su propio país:
Por un lado, la corrupción tan sumamente indignante que se desarrolla en una impunidad vergonzosa, es una señal clara de desprecio hacia los votantes españoles.
Por otro lado, la carencia de escrúpulos para negociar condiciones leoninas, y discriminatorias, entre los propios españoles de distintas regiones, con tal de detentar el poder, resulta otro claro indicio, de que la patria española vale muy poco para estos señores, y que lo importante para ellos, es llegar al poder de la manera que fuere, sin importar el perjuicio hacia nuestro país.
Que nos quede claro, pues:
Quien ama, no te viola en tus derechos, ni ignora tu libertad y sentimientos.
Quien ama, te respeta en tu manera de ser, aunque por diversas razones le puedas rechazar.
La pasión alocada y desmedida, podría tener un origen amoroso, pero si actúa sin unas limitaciones éticas, se convierte en tiranía y opresión.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 31 de julio del 2025
Fotografía Facebook.
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