Por Marco Tulio Culebro Bahena
Fotografía Facebook Facebook.
Ciudad de México 4 de agosto del 2025
La guerra en Ucrania que por poderes mantiene la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra la la Federación Rusa ha escalado nuevamente. La ventaja rusa es evidente y sobresalen sus ataques misilísticos que han partido al régimen de Zelensky ya, el presidente de Ucrania no reconocido por Rusia que está por dejar la silla, pero también destaca en ésta fase la infiltración de fuerzas especiales que han arrojado resultados sorprendentes en el terreno.
Al iniciar el mes de agosto, va corriendo también un ultimatúm de doce días que ha impuesto en declaraciones el presidente de EEUU número 47 (plazo que puede acabar de repente o adelantarse como suele ocurrir con el señor) para que Rusia termine la guerra en Ucrania, para que haga una tregua o algo, pero lo mencionamos porque es obligatorio dentro del contexto que nos ocupa, aunque el mundo coincide en que los dichos de Trump son poco relevantes aunque ahora ha soltado las amarras de los submarinos atómicos.
Entre la conquista rusa más sobresaliente se encuentra que fueron atrapados ingleses, pero -nada menos que altos oficiales- ¡y con uniforme del british army bien puesto!-.
Dichos militares fueron «asegurados» por fuerzas especiales rusas infiltradas hasta el interior de un centro de mando en el sur de Ucrania. En otra sorprendente operación, los infiltrados rusos recibieron alimentos y municiones durante 45 días engañando ciento por ciento al enemigo.
La noticia surgió primero en redes sociales rusas, luego se hizo oficial, los Spetnatz solamente debieron cruzar el mismo camino, pero de vuelta, siguiendo aquel rastro de donde salían los misteriosas lanchas-bomba contra el puente de Crimea, en algún punto de la otra orilla dominada por el ejército ucraniano.
Durante la incursión sigilosa, además de sorprender a los soldados de la corona británica en calzones, pero con uniforme, los operativos obtuvieron mapas y planes de agresión cometidos y a realizarse en territorio de la Federación Rusa. Es decir, el regalo para los Spetnatz fue un «kit» completo de piratas con todo y vestuario y -además- «peipers» y cargaron con todo de vuelta a Rusia.
En otros hechos, los rusos engañaron a la logística ucraniana por radio que estuvo enviándoles alimentos, municiones y refuerzos hasta que escucharon un «gloria a Rusia».
Pero los piratas presos, son hoy un escándalo de enormes dimensiones. Algo que hasta puede relacionarse con el ligero desacuerdo mostrado entre ingleses y estadounidenses sobre la guerra. Trump quería zafarse de una guerra ajena, mientras que británicos, desde el inicio de las hostilidades manifestaron un gran entusiasmo bélico compartido por Boris Johnson como primer ministro, no se diga con la malograda premier Liz Truss (2022) de muy corta vida en el cargo en tiempos de la sospechosa explosión del gasoducto Nord Stream Dos en aguas del már báltico.
Recordemos la implicación de Truss, porque la destrucción del Nordstream es uno de los hechos más relevantes del primer año de guerra, pero también el premier Johnson (BoJo) logró sabotear diplomáticamente los acuerdos de Minsk II que hubieran dado fin al conflicto muy al principio. Cuando las garantías de seguridad que exigía Rusia eran factibles y por vías pacíficas.
Pero Bojo hizo algo más que inducir al régimen de Volodimir Zelensky para que rompiera toda posibilidad de paz. Entregó armas, préstamos, entrenamiento y demás.
Por otro lado, recordemos cuando el teléfono celular de Truss fue intervenido por «jaquers» que revelaron su participación en aquel evento de piratería internacional. Un mensaje de confirmación habría salido desde su «iphone» que coincidió con la explosión. El gasoducto volado surtía a Alemania de gas barato procedente de la Federación. Su caída hace casi tres años, el 26 de septiembre del 22, comprometió aún más la hoy sufrida economía germana.
El 20 de octubre de ese mismo año 2022, Truss renunció al cargo. Para el día 26 se reveló que el mensaje fue dirigido al secretario de Estado de la administración de Joe Biden, Anthony Blinken, diciendo «está hecho (it´s doned)» a minutos de ocurrido el atentado submarino. Biden «se saltó las trancas» y junto con su socio inglés escaló en la violación del derecho marítimo internacional (ese que hoy tanto invocan ahora con relación al estrecho de Ormuz dominado por el pueblo hutí).
Pero en su momento, el servicio británico dijo que el hacker implicado «DotCom» (con sede en Asia) trabajaba para Rusia (muy dudoso) y que la intervención de las comunicaciones de la primera ministra había ocurrido desde que era secretaría de relaciones exteriores, como disculpándola. No obstante, la primera ministra solamente duró históricos 45 días…
Valga este recuento para demostrar lo que llamo aquí «el entusiasmo bélico británico» seguido por varios primeros ministros e impulsado, desde luego por la familia Biden desde EEUU. Así que retomo la persistente declaración de Trump de que la guerra no era suya. Era obvio que, tarde o temprano, el desacuerdo se tornaría pronto en acciones (u omisiones) sobre el terreno de la guerra misma.
(Ver vínculo en la nota al final del periódico Daily Mail de esos días).
Luego vino Rishi Sunak que no cambió nada, hasta llega al actual premier -Keith Starmer- a quién las masas de ciudadanos pro-palestinos en Londres -en constante manifestación política- lo mantienen cercado un día sí y otro también. Por lo que el político ha dicho que reconocerá al Estado palestino en septiembre. Quizá lo perdone su propia gente por la responsabilidad en la vileza de atrocidades y masacres en curso cometidas contra el heroico pueblo árabe.
Volviendo a las operaciones de Spetnatz, éstas se hacen notar más hoy en el tablero de guerra ucranio-rusa. Los analistas coinciden en que se ha pasado del nivel de «Operación Especial» para caracterizarse como «guerra abierta», dónde la Federación Rusa actçua como superpotencia y despliega -en serio- parte de su tremendo y nuevo arsenal que tenía a buen resguardo.
¡Qué esperaban para actuar!. Era la pregunta fuera y dentro de Rusia. Pero recordemos que en un tablero de ajedrez, la paciencia es oro. Pero se trata de un ajedrez esférico, por la cual el tablero bicolor se extiende como alfombra hasta Taiwan, donde hay otro escenario de confrontación, pero que ahora se encuentra en fase financiera, podría caracterizarse como pre-bélica.
Es decir, en la confrontación financiera Occidente Colectivo vs Brics estamos por confirmar una venta masiva de bonos del tesoro estadounidense de los cuales la República Popular China tiene una verdadera montaña, venta que pondrá en su verdadera dimensión al «tigre de papel», como llamaba Mao Zedong a los imperialistas. Estos bonos fueron alguna vez la acción bursátil más segura y su destino, unido al del país emisor, es que se conviertan pronto en inversión-basura.
Es decir, una operación de fuerzas especiales tipo primer mundo no es cualquier cosa. Además el tablero geopolítico no se detiene en Taiwan, sino que llega incluso a México dónde el gobierno mexicano anuncia enormes operaciones contra el narcotráfico que dan resultados todos los días, pero -según las fuentes de Estados Unidos-, no llegan a dónde deben llegar… México es hoy también asediado por «turistas» que casualmente compran tierras y vienen en plan depredador.
Pero más allá de un sorpresivo hecho chusco ocurrido en Ucrania, vino la respuesta del almirantazgo real diciendo cosas muy poco reales como que los británicos eran «turistas-historiadores de la guerra de Crimea». Cosas que se dicen cuando queda nada por decir.
Si los británicos han actuado en gran medida por su cuenta, posiblemente Estados Unidos haya optado por negociar la liberación de sus propios prisioneros a cambio de buena información para los rusos. Quizá alguien dejó tirada casualmente en alguna calle de Moscú su posición. Los ingleses podrían tratar de manipular el hecho de que se trataba de ancianos fanáticos obsesionados con la guerra de Crimea, sin decir que son neonazis colonialistas de tradición dentro de su mismo ejército.
A falta de información podemos especular, pero es cierto que Trump no es del agrado de la Corona británica. Y podemos pensar que el caos actual que Trump enfrenta a nivel interno en Estados Unidos (muy justificado por cierto) ha unido también a todos y cada uno de sus enemigos.
Trump y Europa no se quieren. Luego entonces aquellos pequeños desencuentros entre anglo-sajones y europeos se iban a convertir en verdaderos chascos como el de hoy para los piratas en Ucrania.
Ya vimos la sorpresa militar, la especulación (si los entregó la propia CIA o si lo hizo cualquier civil por un puñado de dólares), pero ahora veamos la parte más deliciosa de éste sabroso pastel dentro la confrontación Occidente vs. Rusia: la parte jurídica. Me refiero a la prueba irrefutable de la participación de la potencia pirata que puede convertirse en una exigencia de reparación de daños para la Federación rusa nada despreciable.
A mi parecer la Federación debería plantearse en serio acudir a la Corte Penal Internacional con éstas pruebas. ¿Quién pagará los platos rotos tras la guerra que está perdiendo Occidente? ¿De qué hablaron Starmer y Trump la última vez?
¿Podría en todo caso el jurado de un tribunal de los pueblos participar en un juicio a los piratas británicos dónde incluso se pueda escuchar a algunos argentinos veteranos de la guerra en las islas malvinas?
Por eso me he saltado la parte de los ataques de misiles y drones que ha realizado Rusia sobre Ucrania previo a estos hechos que se han llevado toda la atención. Tal bombardeo ha permitido que la balanza se incline a favor de Rusia. No obstante, la tecnología de drones permite que también Ucrania se ufane de actuar muy dentro de territorio ruso con sabotajes y explosiones en zonas industriales y verdaderos atentados contra la población civil. Entre otras incursiones, se informa de una refinería de petróleo rusa.
Todo indica que dentro de esta ventaja que ha ganado Rusia en el terreno con base en explosiones hipersónicas quirúrgicas en varias ciudades que componen el complejo militar ucraniano, junto con su abundante batería de drones, está respondiendo muy duro contra la creencia occidental de enviar tropas a un enfrentamiento directo con Rusia. Con las consecuencias posibles que todos tememos.
Es decir, el peligro de que el conflicto pase de enfrentamientos con fuerzas regulares o irregulares entre la infantería en mar o tierra a que escale a nivel termonuclear, como los movimientos de submarinos nucleares (ya anunciados por un Trump en modo demente), es otra cosa.
Si bien podría entenderse que el presidente de Estados Unidos busca hacer un manejo político de la amenaza nuclear para consumo interno, pero es un movimiento tan peligroso que no tiene justificación posible.
Notas:
https://www.dailymail.co.uk/news/article-11368619/Liz-Trusss-personal-phone-hacked-Putins-spies-secret-details-negotiations.html
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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