Nelson Acosta Espinoza
Venezuela 17 de agosto del 2025
¿Oficialismo y oposición bailan flamenco?
¿Ejecutan los mismos «palos» (estilos de cante) y zapatean al unisono?
Admito que son preguntas extrañas y, quizás, cierto número de lectores la consideren atrevidas, irreverentes o, cómo mínimo, fuera de contexto.
Voy hacer una pausa para abordar con cierta precisión lo sugerido e intentar despejar posibles dudas.
¿Qué argumento justificaría la formulación de preguntas de este calibre?
Lo apropiado
antes de seguir adelante, es explicar en qué consiste el arte del baile flamenco y las razones para analogar esta danza con ciertas conductas políticas.
Ejercicio esencial. Sí el deseo es despejar suspicacias que podrían desprenderse de estas interrogantes e, igualmente, aclarar el propósito que me anima al formularlas.
Bien, iniciemos este breve relato con su definición.
Flamenco es «un arte español que combina música (cante), baile y guitarra (toque)».
Arte intensamente emotivo. Se caracteriza por su pasión y virtuosismo. Vehículo apropiado para expresar emociones profundas: alegria, tristeza, amor, melancolía y desarraigo. Uno de sus rasgos sobresaliente, es el zapateado.
Ahora bien, ¿en dónde reside la analogia entre este baile y la conducta desplegada por los actores políticos en el país?
Voy a Intentar esbozar una explicación. Iniciaré la búsqueda con el zapateado.
Tengo la convicción que la actual clase política «zapatea» en forma uniforme. Entonan, sí, distintas «coplas» y «bulerías» acompañadas por «zapateados» ejecutados a ritmos coincidentes.
Una explicación de las dificultades de la oposición para ejecutar una política plausible resida en su erroneo «zapateo» y, por otro lado, el deterioro del «entarimado» oficialista cuenta por la precariedad de su danza y su «taconeo» inapropiado.
Con estas aluciones pretendo resaltar dos características de la actualidad política: el desgaste del «cante» opositor y la pobreza comunicativa de las «bulerías» entonadas por los partidarios del régimen.
A continuación me trasladaré a un «tablao» diferente: el de la perspectiva teórica. El propósito es «pensar» las actuales circunstancias políticas desde una óptica distinta a la de los esquemas tradicionales.
Sin ningún apego de duda, enfrentamos una encrucijada decisiva. Por esta razón, debemos evitar que la dureza de las actuales condiciones no nuble el intelecto y perdamos lucidez sobre lo que está aconteciendo.
La actualidad demanda un pensamiento que abrace la realidad sin soslayar la esperanza. «Que mire de frente a la oscuridad sin permitir que eclipse a la luz».
Una reflexión que se apropie críticamente del pasado democrático en el entendido que esta experiencia fué un intento inacabado de construcción de una modernidad alterna.
Evaluación que
podría aportar conocimientos para enfrentar los desafíos del presente.
En fin, coexistimos con una actualidad política avasallante. Condicion que obliga a «danzar» apropiadamente sin miedo y enfrentar al contrincante con la frente en alto
Los demócratas serios no renuncian a las enseñanzas del pasado, las evalúan con sentido crítico y se esfuerzan por alcanzar y concretar una nueva edición de la experiencia democratica.
Construyen su
propio tablao, entonan coplas originales y zapatean al ritmo de las actuales circunstancias.
Y, lo más importante, responden a la interpretación vocal del «cantaor» del momento creando así la conexión emocional qué es requerida.
Dancemos. La ciudadanía necesita oír nuevamente la magia del taconeo y la voz de los intérpretes del «canto jondo» democrático.
El tablao se está resquebrajando.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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