*»EL RETORNO DE LA POLÍTICA»*

Nelson Acosta Espinoza.

Soy optimista. Me atrevo a «cazar» esta apuesta.

Próximamente surgirán espacios donde  actores colectivos experimentarán  nuevos roles políticos y culturales.

Escenarios donde podrán ejercer prácticas políticas y rutinas culturales inéditas.

Con esta caracterización intento apuntar que estamos en el pórtico de una crisis de carácter terminal que generará las condiciones para experimentar un modelo de democracia verdaderamente participativa y liberal.

Sin asomo de dudas. El madurismo presenta síntomas inequívocos de  agotamiento político, económico y cultural.

Han sido 25 años de gobiernos socialistas qué llevaron al país a enfrentar una situación económica precaria y a la población ha confrontar extremos reales de pobreza.

Un ejemplo de este deterioro lo representa la significativa reducción de la producción petrolera.

Actualmente esta industria produce menos del uno por ciento de la producción global. Ha pasado de 3.7 millones de barriles diarios a 856.000.

Perdimos la condición de ser un actor importante en el concierto de los países productores de petróleo.

Restablecer este rol requerirá  de cambios políticos e institucionales sustantivos. Sin éstos no será posible recuperar mercados y restablecer la condición de ser uno de los principales países exportadores de petróleo.

Pese a todas estas circunstancias la actualidad presenta señales que anuncian la probable restauración de la institucionalidad democratica. 

No pretendo ser pesimista o «jugar a pájaro de mal agüero».  Sin embargo, me voy a permitir advertir sobre ciertos peligros o desviaciones qué, a mí juicio, es indispensable prevenir, advertir y evitar.

En una reciente intervención el Secretario General de Acción Democratica, Bernabé Gutierrez y el Presidente del Parlamento Jorge Rodríguez, sin querer queriendo, mostraron  coincidencias o un cierto parentesco discursivo existente entre estas dos agrupaciones políticas.

Entiendo, que a juicio de muchos lectores, esta afirmación pudiera parecer  una exageración o, cuando mínimo,  un desproposito.

Más esa no es mi intención.
Lo que intento resaltar es la existencia de una coincidente matriz discursiva. El socialismo ha sido la fuente doctrinaria donde se han abastecido ambas organizaciones. 

Desde luego, existen diferencias en lo concerniente a su puesta en práctica y vocación democratica, ausente en el PSUV y presente en AD.

Tener conciencia de estas particularidades  es esencial para la definición futura del modelo social, político y económico que reemplazará al que hasta ahora ha estado vigente.

Me refiero a fomentar una propuesta lejana de toda tentación socialista y estatista pero de plena vocación liberal.

El viejo esquema democrático y el socialista bolivariano han agotado su tiempo histórico. Son «tiestos» de viejas y oxidadas  vasijas  políticas.

La ruta que debemos transitar ha de situarse  lejos de toda tentación autocomplaciente. Los demócratas debemos estar conscientes que toda iniciativa de reforma institucional ha de afincarse o tomar cuerpo en  nuevos mecanismos institucionales.

Esta es una condición obligante. De lo contrario, la voluntad de cambio permanecerá atrapada en el «limbo de las buenas intenciones».
Debemos sortear este peligro. No olvidemos que de  estas «buenas intenciones está empedrado el camino al infierno».

He señalado que se están abriendo los pórticos. Estamos cerca del final. No sólo de un régimen político, sino igualmente, de un ciclo histórico.

No es aventurado preguntar, entonces, ¿cómo se resolverá el severo problema de articulación institucional que tenemos por delante ? ¿Se está pensando y preparando los foros de discusión?. ¿Qué instituciones avalarian esa participación y cómo  despertar el activismo ciudadano? ¿,Expresan los actores políticos actuales una genuina voluntad de cambio? ¿Y, de no ser así, dónde ubicar los portadores de las nuevas ideas?

Estas interrogantes tan sólo pretenden incentivar la deliberación y reflexión.Su despeje será de utilidad en la búsqueda de las respuestas que aclaren las incertidumbres que planteará el porvenir.

Voy a ser repetitivo. Estamos arribando a la fase final de esta etapa histórica. Se abre ante nuestros ojos la posibilidad de explorar o experimentar una versión alternativa en lo social, económico y político.

Un nuevo relato. Distinto del que sustento la partidocracia y alimento al socialismo bolivariano.

Es de justicia reconocer. La verdadera oposición democractica  ha estado a la altura de las circunstancias. Comprometida con el ideario democrático.

La nueva etapa requerirá claridad en las ideas que alimentaran el nuevo proyecto político.

Tengamos fé. Lo demócratas sabremos hilvanar el presente, sortear los obstáculos y atrapar el futuro.

Ese es el compromiso.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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