EL DESASTRE ECONÓMICO EUROPEO

Comienza el nuevo curso político, y comienza con dos naciones del calado de Francia y de Alemania, confirmando lo que se venía mascullando desde hace, al menos, un año: que el modelo económico de financiación del Estado del Bienestar, no es viable por más tiempo, y que se deben tomar medidas urgentes, aunque demasiado tardías, porque la quiebra se hace inevitable.

Por muy crudo que pueda parecer lo que vamos a decir, las autoridades monetarias y políticas de la Unión Europea, nos han estado engañando a los ciudadanos, con medidas que, literalmente, disfrazaban la situación real de las economías, de modo que las mismas se pudieran endeudar sin mayores rubores ni oposiciones, puesto que los indicadores parecían no dar señales de alerta, ni mucho menos.

Un Estado como el del Bienestar, en el que el Estado adopta un papel de padre considerable, financiando todo lo que le parece importante para la ciudadanía, y manteniendo una política de pensiones bastante generosa, es imposible de mantener a medio y largo plazo, si no existen unos ingresos capaces de cubrir tales gastos. Gastos que han ido creciendo, en lugar de moderarse, a lo largo de los años, debiendo tener en cuenta el impacto de las últimas y sucesivas crisis económicas y sanitarias.

Uno de los principales lastres para la imposibilidad del Estado del Bienestar, que comienza a dar la cara, parece que definitivamente, es la preocupante crisis demográfica en Europa, donde se reducen los nacimientos, y se alarga la vida en la vejez. Consecuentemente, la población activa, aquella que produce riqueza e ingresos al Estado, se viene empequeñeciendo, hasta límites preocupantes, en los que ya no se hacen viables las pensiones, y la financiación social se vuelve susceptible de ser recortada, o suprimida en aquellas partidas más superfluas.

Esta crisis, que viene de lejos, sin que se hayan tomado medidas estructurales eficaces, que pudieran paliar los vaivenes de la Historia, podría ser la responsable de la campaña de recortes en derechos fundamentales que vivimos en países como el nuestro propio, puesto que se avecinan revueltas populares, ya que el pueblo será el mayor damnificado, mientras que, hasta ahora, se nos ha estado dejando vivir por encima de nuestras posibilidades.

Debemos defender la democracia y el Estado de Derecho a ultranza, no obstante, y continuar denunciando el derrumbe moral de nuestras autoridades, cuya falta de previsión, y de capacidad para liderar unas reformas valientes, y basadas en principios éticos o de sentido común, son los causantes de este desastre en el que ya estamos introducidos.

Como decía el político de la izquierda española de mayor visión y honradez, de los últimos tiempos, Julio Anguita: “Con la dignidad no se come, pero un pueblo sin dignidad, acaba de rodillas, y termina por no comer”.

FRAN AUDIJE
Madrid, España, 2 de septiembre del 2025

Fotografía Facebook.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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