Análisis: Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum Entrevista de Alina Duarte a Ángel Balderas

Por: Axel García Ancira
Coordinación Internacional del INFP

Los primeros once meses de la presidenta Claudia Sheinbaum no podían ser más complicados.
Aunque la actual mandataria ha tenido duros exámenes para llegar a ser doctora en Energías por la UNAM, la más difícil de las pruebas es ser presidenta de México en tiempos de Trump.

También es novedoso el denominado “Segundo Piso de la Cuarta Transformación”, largo título para un proceso inédito en un país acostumbrado a turbulencias en cada cambio de gobierno.

Antes, entre sexenios, se padecían duras devaluaciones de la moneda, crisis como el mal llamado “error de diciembre”, que dio paso al “efecto tequila”; hiperinflación como la de los años ochenta, o incluso intrigas palaciegas, como las que hubo detrás de la masacre del 2 de octubre, presuntamente relacionada con una sucesión presidencial. Así, este primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum representa también un cambio para quienes hemos vivido varias transiciones, y marca una nueva normalidad para los más jóvenes, que deberán procurar no perder la perspectiva de nuestra historia reciente.

El informe se dividió en tres grandes bloques: el mensaje político, las reformas del Congreso y un balance económico.

Aunque el primer rubro –que ocupó el papel estelar en el informe– fue la cifra de la reducción de la pobreza. Se destacó que, con su proyecto, en continuidad con el gobierno anterior del presidente Andrés Manuel López Obrador, más de 13.5 millones de personas salieron de la pobreza, mientras que la desigualdad disminuyó en el índice de Gini de 0.426 a 0.391. Con ello, México, que era uno de los países más desiguales de la región, pasó a ser el segundo menos desigual, colocándose por encima de los Estados Unidos en este rubro. La suma de estos dos indicadores representa el programa político de la 4T: un país que beneficia primero a los más pobres y en donde nunca más la desigualdad sea oprobiosa.

El debate público en México no ha tornado entre analistas con un mínimo de seriedad en cuanto a si los datos de reducción de la pobreza son reales o no, sino cuáles han sido las causas de esta disminución. Una de las causas son las transferencias, más comúnmente llamados “programas sociales”, sobre los cuáles la Presidenta indicó: “destinamos 850 mil millones de pesos, el 2.3 por ciento del Producto Interno Bruto, a Programas de Bienestar, entregados de manera directa, sin intermediarios, a través del Banco del Bienestar”. Es decir, 82% de los hogares recibe un programa social, sea en forma de beca, pensión por discapacidad, salario para capacitación para las juventudes, entre otras. Sin embargo, la causa principal de disminución de la pobreza está en el aumento del salario que durante los gobiernos del PRI y del PAN desde los años ochenta se había mantenido en caída libre. En este punto resulta relevante escuchar a nuestro invitado, Ángel Balderas, quien en entrevista con Alina Duarte comentó: “Hay un aumento al salario mínimo del 12%, que ya en siete años representa un incremento del 135% —ojo, no nominal, sino en términos reales, es decir, descontando la inflación. Un aumento del 135% quiere decir más del doble. La gente ahora tiene para comprar, gracias a los programas sociales y al aumento del salario mínimo. Cuando salió el tema de la pobreza, la derecha “chafa” mexicana decía que la mayor parte de la gente que salió de la pobreza lo hizo por los programas sociales y transferencias, pero no leyeron el documento del INEGI que es clarísimo: prácticamente el 80% de la gente que salió de la pobreza no lo hizo por transferencias, sino por su salario”.

Incluso, solo con este dato del salario se evidencia un cambio profundo en la distribución de la riqueza y en la correlación de fuerzas frente a los mercados, las burguesías nacionales y el
capital transnacional. En resumen, representa la recuperación de la dirección del Estado como garante del bienestar social, alejándose de los dogmas neoliberales.

En el terreno legislativo no podía dejar de mencionarse la reforma al Poder Judicial, que se implementó en el primer año de la presidenta Claudia Sheinbaum. El resultado fue la completa
renovación de la Corte por voto popular, lo que llevó a la presidencia al abogado indígena Héctor Aguilar Ortiz, apenas el segundo de los pueblos originarios en 200 años, después del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García. La coincidencia no podía ser mayor; el Informe llegó el mismo día que se dio la toma de protesta a la nueva Corte y que las puertas principales de la Suprema Corte de Justicia se abrieron -literalmente- por primera vez en años.

La presidenta hizo énfasis también en la reforma a la Guardia Nacional, quizá el tema más sensible para una población que exige resultados en materia de seguridad. “¿Para qué le dio un sexenio a Andrés Manuel López Obrador? Detener la inseguridad en México, la delincuencia: imposible. Imposible, porque te dejaron una Policía Federal infiltrada hasta el tuétano por delincuentes encabezados por Genaro García Luna, infiltrada en toda la cúpula.

Tu única solución era crear un nuevo cuerpo: la Guardia Nacional. Y eso no se hace de la noche a la mañana”, expresó Balderas.

Además de las ya mencionadas, varias reformas fueron aplaudidas durante el informe por los concurrentes al acto solemne. Entre ellas destacan: la de igualdad sustantiva de las mujeres; en materia de energía, la recuperación de Pemex y la CFE para revertir el proceso de privatización encubierta que operaron los gobiernos neoliberales; la modificación del artículo 28 para garantizar la recuperación de los trenes; la prohibición del maíz transgénico; y la llamada “ley antinepotismo y reelección”, que prohíbe que familiares ocupen cargos públicos heredados por padres, parejas o hermanos, entre otros. Asimismo, Sheinbaum Pardo recordó que se modificaron los artículos 19 y 40, estableciendo que: “El pueblo de México, bajo
ninguna circunstancia, aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero que sea lesivo de la integridad, independencia y soberanía de la Nación, tales como golpes de Estado, injerencia en elecciones o la violación del territorio mexicano, sea esta por tierra, agua, mar o espacio aéreo”, mensaje que destaca ante la inminente llegada de Marco Rubio un par de días después.

Con el reto más importante del inicio de este sexenio, los aranceles, la respuesta del ejecutivo mexicano fue la orquestación del Plan México, cuyo objetivo es comenzar una nueva etapa de sustitución de importaciones. Para Ángel Balderas, esto es parte de lo más representativo de los primeros 11 meses de gobierno.

“Si me das a escoger que es lo más relevante en este inicio de sexenio: el Plan México.

Porque es el proceso de reindustrialización, lo que implica avances en ciencia, educación, empleo, desarrollo regional, soberanía, independencia energética y producción de riqueza […] Y de hecho, es parte de lo que no lograron sostener muchos de los gobiernos progresistas en América Latina, ya que primarizaron nuevamente sus economías y se quedaron como agro-minero-exportadoras.

Justamente cuando lo intentaron, que ya era un poco tarde, no se tomó como prioridad y vinieron los golpes de Estado”, explicó el profesor Balderas.

Además, para el ingeniero Ángel Balderas, el estilo personal de Claudia Sheinbaum, que combina eficiencia con humanismo, es primordial tanto para el manejo interno de los proyectos heredados del sexenio de AMLO y el desarrollo de los propios, como para la proyección de estos y la gestión de las relaciones exteriores.

“Evidentemente no empezó desde cero la Dra. Claudia Sheinbaum […] Y creo que esa eficiencia no es parte de una visión neoliberal, sino de una necesidad de ejercer el gobierno para el bienestar de su población.

Lo ha hecho bastante eficiente y no hay rubro que se haya quedado hoy sin mencionar en materia científica, económica, política, social. Pero también hay que resaltar el tema internacional, porque el mundo se está moviendo, y ella lo dice: en este mundo cambiante es importante priorizar la soberanía mexicana. En ese sentido, y con esa soberanía, lo que orilla el imperialismo estadounidense es a repensar y diversificar esas relaciones con otras naciones” explicó Ángel Balderas.

A la llegada de López Obrador, era común escuchar que el proyecto se vendría rápidamente abajo e incluso que el modelo de rapiña neoliberal terminaría por cobrar más fuerza ante el disciplinamiento que supondría el fracaso de la insurrección plebeya con Morena. Lo mismo se planteó respecto al movimiento tras el retiro de la vida pública de AMLO.

Por ello, aunque no formó parte del informe, que la popularidad de la presidenta mexicana roce el 80% es algo digno de mención y análisis.

“En todos los sectores hay una gran aprobación por el actual Gobierno: hombres, mujeres, jóvenes -lógicamente los que ya tienen la mayoría de edad, de 18 a 24 años— y adultos mayores, de 65 y más. El número más pequeño (73%) [de menor apoyo] corresponde a las edades entre 35 y 44 años, y es relativamente pequeño. Eso quiere decir que tres cuartas partes apoya al Gobierno. Ahora, por ejemplo, entre las mujeres, 80% aprueban a Claudia Sheinbaum. Los que dicen: “lo apoya la gente que no sabe leer y escribir, los analfabetos”. Es falso. En el nivel más bajo: gente que nada más pudo cursar la primaria, apoyo del 85%; hasta la secundaria, 80%; preparatoria, 75%; nivel superior, 78%. Falso totalmente que “los pobres apoyan a Morena”. No: en todos los estratos económicos y en todos los estratos de estudio se apoya a la Presidenta” sentenció Balderas.

Te invitamos a ver la entrevista completa en:
Un año con la Presidenta Claudia Sheinbaum con Ángel Balderas || Reflexiones de Sur a…

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