Las naciones del istmo en al Claustro de Sor Juana


Por : Atilio Alberto Peralta Merino

Ciudad de México 11 de septiembre del 2025
Visitar después de media vida y con las conducentes lecturas a cuestas el antiguo convento de las madres jerónimas de la muy noble y muy leal capital virreinal de Nueva España, se antoja como toda una aventura, acaso como la aventura misma del conocimiento representada por “Pheatón”.

Ángel María Garibay reseñaba como las obras de Eurípides se escribían en grupos de tres piezas teatrales acompañadas de una menor en tono satírico, y de la antigüedad , conservamos “El Cíclope” ,como la única de esas piezas satírica que logró escapar a la piedad misógina de San Cirilo en Alejandría; referencia que nos lleva de inmediato a preguntarnos, precisamente en “El Claustro de Sor Juana”, ¿Qué tanta relación existe entre las introducciones satíricas de Eurípides y las “loas” de la “décima musa americana”?

No pocas de esas “loas” son obras autónomas, o al menos así han llegado a nosotros, como son aquellas que dedicaba a Carlos Segundo con motivo de su onomástico , exaltando grandezas intelectuales y esplendores de una presencia física que hace contraste con otros relatos de su persona, en los que, a contrapartida , destaca su proclividad a la imbecilidad y la deformación que causó en el él la relación congénita de sus ancestros a grado tal de que el populacho le bautizara con el significativo mote de “el hechizado”.

Las “loas”, no obstante, que fungen como piezas de introducción al “Divino Narciso”, o la que escribiera con tal motivo en lo tocante a la historia de la conversión de San Hermenegildo y de los Godos en su conjunto del arrianismo a la fe católica, me parecen, en lo personal, y sin que haya encontrado una reflexión de tal talante en críticos literarios de verdadera prosapia, que revisten un carácter y condición que hace pensar en el de aquellas “piezas satíricas” de la antigüedad griega.

El hombre que introduce la racionalidad lógica en la tragedia, gran traidor de la vitalidad humana arguyera Nietzsche, formidable iniciador del esplendor helenístico dijera Mommsen, siendo ambas, conclusiones antagónicas derivadas, no obstante, de una misma línea de observación y argumentación, se hace presente junto a Sor Juana en un escenario en el que las embajadas de la América Central han decidido conmemorar su independencia en la Ciudad de México.

Una vez entonados los himnos nacionales, cuyos acordes en los casos específicos de El Salvador y Costa Rica me hicieron rememorar ciertos acentos melódicos de la pieza coral del Nabucco de Verdi “Va, Pensiero” ; se escucharon los discursos del excelentísimo embajador de Costa Rica que habló en representación de los jefes de misión reunidos como convocantes , así como el que tocara en turno pronunciar a la Subsecretaria de Relaciones Exteriores para América Latina Raquel Sarur Smeke, y en los que se abordaron de manera coordinada aspectos de flujo comercial, que, en lo personal, me hicieron recordar al que acaso haya sido el mayor intento de integración regional del continente hasta antes de que “La Guerra del Fútbol” entre Honduras y El Salvador tirara por tierra en 1969 , me refiero, claro está, al legendario “Mercado Común de América Central” constituido mediante la Convención de Managua de 1960”.

Temática que, no deja de resulta digna de atención en momentos en que la sexta flota naval de los Estados Unidos, tradicionalmente desplegada en las aguas mediterráneas de Eurípides, deambula hoy por las costas del Mar Caribe, amagando con una situación que no devolvería la región a la etapa previo del ascenso de Hugo Chávez al poder, o al del triunfo de la revolución sandinista, o al de la entrada triunfal a la Habana el 8 de enero del 59; sino que retraería el Continente entero al momento previo al que la denominada “Revolución de Octubre” encumbró en la presidencia a Juan José Arévalo haciéndole trasladar desde su exilio argentino.

Convocar la sombra de Jorge Ubico en estos momentos se antoja, precisamente en el espacio del claustro de San jerónimo en una verdadera tragedia que , a mi modesto parecer trascendería por mucho al que pudiera ser concerniente a balances, estado financieros y cartas de embarque, colocándonos en presencia de una verdadera ceremonia ritual en representación simbólica con introducción satírica incluida y a la que, por lo demás no resulta ajena, en lo más mínimo, ni el “Divino Narciso”, ni la conversión de Hermenegildo sacrificado por su padre.

albertoperalta1963@gmail.com
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