A PROPÓSITO DE GAZA

El apasionamiento político y patriótico, nos puede cegar a determinadas realidades, que, si tuviéramos una conciencia mínimamente humanista, debería provocar en nosotros cierto asco por las imágenes tan sumamente crueles que nos llegan desde Gaza: niños, viejecitos, jóvenes en la flor de la vida, todos masacrados por las bombas… a lo que debemos sumar el hambre tan catastrófica que se les está haciendo padecer, por la falta de ayuda humanitaria que pueda socorrer a esta población palestina. Seguramente me quedo corto en la descripción de los horrores que se están viviendo en Gaza.

Yo creo que no es necesario ser de izquierdas ni de derechas, ni de nada que no sea tener una conciencia humanista y humanitaria, para darse cuenta de que la guerra de Gaza, se les ha ido de las manos a los responsables de esta pasada que nos llega por televisión, por lo que rogamos a Israel, en nombre de Yahvé, el Dios justo y compasivo, que liberó a Israel de la terrible esclavitud de Egipto, como relatan las Sagradas Escrituras, el cese de esta barbaridad que se está cometiendo contra una población civil indefensa, que lleva demasiado tiempo afligida por una presión militar y monstruosamente inhumana.

No solo abogamos por el final de esta crueldad, porque seamos cristianos y defensores de los derechos humanos, sino porque, además, estamos convencidos de que este método no va a resolver los problemas en la tierra Santa, donde convivieron árabes, judíos, y cristianos, durante un tiempo en el pasado histórico.

No estamos diciendo que Israel no tenga razón en sus reivindicaciones, o que deje de tenerla. Tampoco estamos defendiendo a los árabes, ni dejamos de defenderlos. Pretendemos defender la idea de la convivencia, porque creemos en que es uno de los mayores retos de la humanidad, y, para convivir, no digo ya personas, sino pueblos enteros, es necesaria la paz y el sosiego, para lo cual es también indudablemente imprescindible, la contemplación de los derechos fundamentales de las personas, que parten del respeto de las autoridades a estos derechos, pero de la población entre sí, muy necesariamente, que tendría que perdonarse y reconciliarse.

A lo mejor nos falta una cultura del respeto hacia el prójimo, piense como piense, o mantenga las costumbres que mantenga, máxime cuando nos encontramos con pueblos donde es muy importante el aspecto religioso, como los pueblos árabe y judío, con raíces que los identifican en esa misma religiosidad. Pues creemos esta cultura, hagamos que nazca. En lugar de rompernos la crisma para concebir armamento y métodos de aniquilación de las personas, lo cual me parece horroroso, concibamos estrategias de cambio de la mentalidad en nuestros pueblos.

Crecer como personas, y como pueblos y naciones, solo es apto desde la convivencia pacífica y en justicia, que nos edificará en el progreso espiritual, así como en la prosperidad material. La sabiduría judía, y la islámica, estoy seguro de que nos van a ayudar en este camino, si es que nos decidimos a emprenderlo, por el bien, no solo de árabes y judíos, sino del mundo entero, como bien sabemos.

FRAN AUDIIJE

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores @UnidadParlamentariaEuropa


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