*»EL MONARCA ESTÁ DESNUDO»*

Nelson Acosta Espinoza.

Venezuela 24 de septiembre del 2025

Durante décadas las élites políticas y culturales se mostraron indiferentes en relación a lo que acontecía en el país. Prefirieron mirar para otro lado.

La literatura burlesca de siglos pasados ofrecen relatos que  satirizan estas conductas.

Un ejemplo, el «entremés»  (pieza teatral breve, de un sólo acto) dónde Miguel de Cervantes las  ironiza.

La denomina «El Retablo de las Maravillas», comedia picaresca típica del Siglo de Oro Español.

Se acepta «ver lo que no sucede»  para evitar correr riesgos o poner en peligro comodidades previamente adquiridas.

«Entremés» que describe a cabalidad la conducta de líderes y sectores políticos en el país. Lo que se sabía, pero no se quiso ver, sucedió: Autoritarismo populista y empresarios corruptos.

«El Rey está Desnudo»  creación literaria de Hans Cristian Andersen (1839). Revela  una certeza que encaja en las actuales circunstancias.

No tiene qué ser verdad todo lo que el mundo piensa que es verdad.

Al igual que el niño del cuento de Andersen, los ciudadanos hemos gritado en repetidas ocasiones al gobernante «estás desnudo» pero él se ha negado a responder y, a contra corriente, sigue aferrado a permanecer desnudo despreciando los atuendos  institucionales. Rehusando «vestir» los democráticos.

Durante cincuenta años la casta política ha enaborlado las mismas promesas: Justicia social, desarrollo económico, liberación de la dependencia petrolera, descentralizar el poder, respeto ciudadano y una segunda independencia.

Ninguna de ellas ha sido alcanzada. Por el contrario, a pesar de haber contado con fabulosos ingresos los «pies»de los ciudadanos permanecen descalzos y los de la clase política con calzados relucientes.

Brillantez no opacada por el polvo de las promesas incumplidas. Pero con alforjas abultadas con el dinero robado a los ciudadanos.

Con alpargatas o zapatos de marca transitamos las  vías que conducen inexorablemente a la perdida de las libertades individuales y a la servidumbre. (F.A. Hayek).

Un siglo de ceguera y una casta política e intelectual que se  acostumbró a voltear la mirada y permanecer indiferente desbrozaron el camino para arribar a la actual experiencia autoritaria.

Hanna Arent lo vaticinó. «El mayor mal en el mundo lo cometen personas que no eligen el mal, sino simplemente no piensan».

En la actualidad no pensar es  contribuir con la destrucción de las formas de vida  democraticas.

Las instituciones dónde se cultiva el pensamiento (universidades) con sus respectivas autoridades deben ser los primeros en alzar la voz en defensa del modo de vida democrático.

Eso sí,  ser inmunes a  complacencias oportunistas y, encarar los problemas, no voltear la mirada. 

La fiesta finalizó. «El monarca está desnudo».
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa

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