Nelson Acosta Espinoza.
Venezuela 27 de septiembre del 2025
Las últimas
semanas han sido reveladoras. En este breve lapso la acumulación de acontecimientos han puesto aprueba las capacidad de interpelación de distintos relatos.
Se esperaba pudieran describir y explicar la realidad del momento. Sin la superficialidad y generalizaciones que acostumbran los profetas de internet (influencer).
Afirmación que, a ojos de muchos internautas, sería calificada como atrevida o interesada. No me sorprendería. Dado el clima de incertidumbre y conflictividad que caracteriza la actual situacion política.
Mentiras Verdaderas (título de una reconocida producción cinematográfica) es un término que describe el punto muerto en el que nos encontramos.
Suerte de impase histórico. «Lo nuevo no alcanza a nacer y lo viejo no termina de morir».
Acotación que resalta la naturaleza agonica de la situación que padecemos.
Una confrontación, dónde construcciones distintas de lo «real», compiten por alcanzar la posición hegemónica. O, lo que es lo mismo, se espera que entre las múltiples «mentiras verdaderas» una de ellas se imponga y desplace a otras construcciones de lo real.
En la actualidad se barajan tres relatos : intervención extranjera (combate al narcotráfico), estabilidad del autoritarismo ( socialismo) y construcción de la nueva verdad democractica (liberalismo).
La estabilidad social y política se alcanzará cuando una de estas opciones desplace a las otras y, así, logre posicionarse como la narrativa hegemónica.
Ahora bien, ¿Cuál de las «mentiras verdaderas» se impondrá? ¿La oficialista, la democratica o la que predica el gobierno de Trump?
Con el propósito de responder a estas interrogantes voy a introducir el concepto, el de «pacto ficcional».
Este término, si bien proviene del género literario, lo voy a enmarcar dentro de la lógica de este escrito.
¿ Qué es el pacto ficcional? Un acuerdo implícito entre el emisor y el receptor de un texto u obra de ficción. «Este último acepta la premisa de que los eventos narrados son imaginarios, pero los lee o experimenta cómo si fueran reales».
Este acuerdo cancela la «incredulidad» haciendo posible la inmersión del emisor en el relato a cambio de respetar la coherencia interna de dicho discurso.
¿Cómo funciona? «Sí el autor no cumple con el pacto, introduciendo elementos incongruentes o rompiendo las reglas de su propio mundo, el lector puede sentir que su confianza ha sido traicionada, lo que puede llevar a la ruptura del pacto y rechazo de la obra».
Esta ruptura es lo que precisamente ha ocurrido. El «pacto ficcional» que funcionó en las últimas dos décadas se quebró. La confianza, es decir el consenso, que en sus inicios suscitó, se rompió. La incredulidad, nuevamente, se ha posado en las mentes de la mayoría de la población del país. La voz del narrador, por fortuna, cesó.
¿Estamos en camino de construir un nuevo pacto ficcional? ¿El resultado final de esta crisis acelerará su concreción? ¿Será radicalmente distinto a las versiones anteriores? ¿Sus actores se conducirán en sintonía con el nuevo libreto? ¿O por el contrario, prevalecerán los viejos hábitos con sus respectivos textos?
No es tarea fácil dar repuesta a estas interrogantes. Es un tanto prematuro.
Al igual que en la célebre película de Tarantino, Pulp Fiction, (Tiempos Violentos) a la oposicion le hace falta un «Macguffin». Una excusa para motivar y hacer avanzar la trama y motivar la acción de los personajes.
Estamos a la espera.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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