Nelson Acosta Espinoza
Venezuela 1 de octubre del 2025
Los cuchillos están «titiritando» de polvo. Perdieron su filo y no cortan como lo hicieron en pasados convites.
Los invitados desalojaron la mesa. El banquete, con sus exquisiteces y licores, perdió atractivo.
El anfitrión yá no convoca. Los invitados no se sienten comprometidos con asistir a la ceremonia. Se esfumó su voluntad de permanecer como comensales.
Están en búsqueda de otras experiencias con nuevo menú y distintos anfitriones.
Esta breve analogía describe lo que están experimentando los ciudadanos hoy en día.
Están a la espera de una nueva disposición de los hilos de la urdimbre de dónde surgirá el próximo manto político y los motivos que alentarán un nuevo retorno de los sueños.
La ciencia política ha reflexionado en torno a estás circunstancias. Explorando las razones que explican la aceptación de distintas formas de dominación.
Entre los conceptos elaborados se encuentra el de «falso consenso».
Los gobiernos autoritarios sobre estiman sus arengas en la creencia de que son ampliamente compartidas, cuando en realidad no es así. De ahí la subestimación que practican en relación a la diversidad de opiniones.
Sus consecuencias más inmediatas: dificultad para el diálogo, toma de desiciones erróneas, visión distorsionada de la opinión publica y la llamada «camara de eco». Incorporan sólo aquellas ideas que amplifican y refuerzan sus propias creencias.
Estimulan, así, falsos consensos.
Aunado a esta práctica profesan una concepción equivocada del poder. Instancia que la asumen, equivocadamente, como su propiedad. No comprenden que acceder al gobierno (ganar fraudulentamente elecciones) no implica necesariamente obtener Poder.
No han podido transformar a los destinatarios de sus discursos en verdaderos interlocutores. A duras penas, les han sido útiles para construir unas inestables y provisionales identidades y lealtades colectivas.
En la actualidad sus políticas presentan un «déficit de verdad». Carencia que afecta al oficialismo y en menor proporción a sectores de la oposición.
En el caso del gobierno, existe una palpable incoherencia entre lo que dice y lo que efectivamente sucede. Insuficiencia que ha intentado subsanar atraves de la elaboración de múltiples «mentiras verdaderas».
La oposicion, «por ahora» no ha podido o sabido transformar su innegable triunfo en las urnas en una propuesta cultural que invite actuar bajo los canones de «pensar lo no pensado».
Romper con lo yá pensado y viajar, en nuevos y bien pertrechados «buques» del pensamiento.
La batalla es cultural. La política ha de entenderse como la lucha por construir un «sentido común» distinto al que prevalece en la actualidad.
Los demócratas poseen un capital cultural inestimable. Artistas plásticos, poetas, novelistas, arquitectos, músicos, reconocidos intelectuales, en general hombres que se han atrevido a «pensar lo impensado».
Es este ámbito donde los opositores deben orientar sus baterías. Subordinar los otros escenarios al de la contienda cultural.
Tarea prioritaria. Crear una visión del mundo que desafíe la narrativa socialista.
Actividad que deberá ser asumida por los cultores del pensamiento que profesen el ideario democrático.
Tengamos presente que el hombre prudente «debe discurrir por las vías trazadas por lo grandes hombres e imitar aquellos que han sobresalido extraordinariamente sobre los demás, con el fin de que, aunque no se alcance su virtud, algo nos quede, sin embargo de su aroma».
En nuestro país tuvimos esos grandes hombres: Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Arturo Uslar Pietri, Ramón J. Velasquez, Armando Reverón, Jesús Soto, Francisco De Venanci, Carlos Raúl Villanueva, Jacobo Borges, José Ramos Sucre, Teresa de la Parra.
En la actualidad, existe una variedad significativa de jóvenes artistas, intelectuales y políticos con vocación democratica.
Capital cultural, pasado y presente, con que cuentan los democratas.
Reservorio intelectual que contrasta con la orfandad intelectual que exhibe la casta que desgobierna el país.
No podemos hacer caso omiso de este capital cultural.
Tenemos que discurrir por las vías trazadas por estos venezolanos. «Aunque no se alcance su virtud, algo nos quede, sin embargo, de su aroma».
Momento de abordar temas controversiales y ser receptivo a las nuevas ideas.
Tiempo de pensar, lo impensado.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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