LA TECNOCRACIA QUE VIENE

Encuentro a España algo desequilibrada, por el efecto de la corrupción política, que no solo ha alcanzado a los desfalcos y a las violaciones de derechos, sino que se ha transmitido a la sociedad española, en la forma de una epidemia de inmoralidad, sin probables precedentes.

Hace tiempo que venimos barruntando una pérdida de valores tradicionales, que está contribuyendo a la deshumanización de la sociedad. Nadie mira por el bien de los demás, y todos tenemos un precio. Perder la dignidad nunca fue tan fácil ni tentador, porque se ha tasado monetariamente, y ya todo se vende y se compra: el sexo con quien te guste, y la corrupción de menores.

Si hay dinero por medio, todo lo demás deja de importar. No cabe mayor desgracia, que una sociedad donde todo y todos se venden. Llegar al poder, también es posible comprarlo, mediante ciertas estrategias, pero es posible.

Nunca fue tan poderoso el caballero don Dinero, pero, como dijera un filósofo: somos libres de elegir lo que queremos, pero esclavos de las consecuencias que acarrea.

En España, el arte de la política ha degenerado hasta cotas impensables. Lo de servir a España y a su pueblo, son bonitas palabras para adornar los actos protocolarios. Se cambio el servicio por la estafa, por el engaño, por la comedia y el paripé. Una vez más el “yo”, ocupa un puesto central en la humanidad.

Es decir, primero yo, y mi beneficio, y, si sobra algo, entonces, ese residuo para los demás. La nueva máxima de gobernar sería: yo soy yo, y lo que a mí me conviene, para lo cual necesito a una serie de personajes, que me hagan el juego alrededor, dejando que ellos también realicen sus jugadas de ingeniería del desfalco, y de la explotación de mujeres.

Por otro lado, contamos con una izquierda política, hundida en la nostalgia de los principios del siglo XX, que todavía piensa en el establecimiento de una continuación de la II República, cuando se ha terminado la época de las revoluciones, porque la entrada en la Unión Europea, lo único que nos pide para vivir bien, es una gestión competente y honrada de la cosa pública. No se acaban de enterar que, los españoles, están conformes con el sistema, y lo que desean es que los recursos del Estado sirvan al bienestar de la inmensa generalidad de los ciudadanos.

Ha llegado el declive de los ideólogos y de los idealistas, para comenzar una nueva Era: la de los tecnócratas.

FRAN AUDIJE

Fotografía Juan Luis Guedejo
Madrid, España, 26 de octubre del 2025

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentaria

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