Nelson Acosta Espinoza
Venezuela 1 de noviembre del 2025

La vida está plena de paradojas. Es  un rasgo que caracteriza el diario acontecer y una propiedad del lenguaje.

Ayuda a comprender  y calificar ciertas situaciones, en especial , las de naturaleza política.

Puede ser  utilizada,  igualmente, para confundir. Por ejemplo,  adjudicar al oponente o adversario la conducta que identifica el proceder del
adversado.

Fascismo, es uno de esos términos. Un «significante» vacío  de «significado». Se «llena» de significación acordé con los requerimientos discursivos que demandan situaciones políticas concretas.

En la actualidad el oficialismo pretende combatir «fuego con fuego» o, lo qué es lo mismo, enfrentar un supuesto «fascismo opositor con medidas de contenido fascista». De ahí, lo paradójico y tramposo de su discurso político.

¿Qué es el fascismo? ¿Cómo caracterizarlo? ¿Se aplican sus recetas en el país? Veamos.

Es un movimiento político totalitario (irrespeto de la voluntad popular), se caracteriza por el corporativismo (misiones), exaltación nacionalista (bolivarianismo) y organización de milicias (brigadas bolivarianas).

Busca subordinar la sociedad a su visión ideológica (cancelación de la nacionalidad a opositores).

Es, igualmente, una cultura . Sus rasgos más prominentes son: nacionalismo extremo, autoritarismo, supresión de la oposición, asistencialismo, distorsión de la historia patria, mesianismo y culto al líder.

Mussolini en Italia y Adolfo Hitler en Alemania fueron sus arquetipos históricos.

Sin duda, el socialismo bolivariano calza dentro de estas zapatillas.

Lo paradójico es su estrategia de atribuir a la oposición democrática los rasgos que son los propios de su práctica política e ideológica.

Si fuese cierto, pudieramos  invocar el dicho popular «lo qué es bueno para el pavo, es bueno para la pava».

El madurismo ha logrado la «hazaña» de hacer uso de políticas que atribuye a  una supuesta «derecha facista » y   las denuncia -sus politicas-  como expresión ideológica del perverso capitalismo imperialista.

Definitivamente,  está conducta calza en el «realismo mágico» que describió magistralmente García Márquez.

«Así, son las cosas», diría el finado humorista y periodista Oscar Yanes.

Este régimen  ha trazado iniciativas políticas homólogas a las experimentadas por la dirigencia cubana.

Una breve comparación.  Empobrecimiento de la clase media y su emigración masiva, represión, encarcelamiento y deserción de opositores , destrucción de la economía, alineamiento con potencia extranjera, apagones, racionamiento de gas y gasolina, escasez de alimentos, devaluación, dolarizacion de la economía, persecución y encarcelamiento de opositores, autoritarismo, militarización de la sociedad y ausencia de democracia.

Estas son  algunas de las «medicinas» cuyo uso ha permitido la sobrevivencia de esta experiencia política.

Todas estas  medidas ya han sido aplicadas  en el país con un cierto éxito.

Le falta,  implantar en la conciencia colectiva desesperanza, derrotismo y decapitar al movimiento opositor (acción que han logrado con relativo éxito). Una parte de esta dirección se encuentra en el exilio.

Afortunadamente la presencia y la actitud heróica de un liderazgo (María Corina) ha insuflado esperanza en la población opositora.

Recordar «Bahía Cochinos». Esta expedición de exiliados cubanos con apoyo militar y logístico de Estados Unidos fué un rotundo fracaso y le sirvió a la dictadura para fortalecer su posición, ampliar su respaldo popular y fortalecer la alianza con la Unión Soviética.

Este suceso, más allá de la curiosidad histórica que suscita debería servir como punto de reflexión y aprendizaje en relación a futuras conductas de acción.

La aspiración a un país distinto  con sentido de justicia, superación del pasado y abierto al futuro es una búsqueda colectiva y legítima.

Ese país del futuro, lo alcanzaremos colectivamente.

Un logró  que nosotros, los venezolanos,  lo haremos realidad.

«*El riesgo más grande es el que te libera* «

*Y, se está asumiendo*.
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