Foto: Guerra de Sucesión española, Wikipedia
«A nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor», nos recuerda el inmortal, Jorge Manrique, en las «Coplas a la muerte de su padre».
No puedo, por menos, que otorgarle toda la razón, al escritor medieval, que esgrime unos versos atemporales, aplicables en esta misma época de la Historia. Tan sólo agregando que, si pudo haber momentos peores al presente, en nuestro añejo discurrir por el tiempo como nación, contados fueron los mismos, quitando, probablemente, la guerra de Sucesión, entre 1701 y 1714; el reinado de Fernando VII; y la Guerra Civil, entre 1936, y 1939.
Todavía no ha terminado el desafío de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a la Democracia Constitucional de 1978, por más que se atisbe el final del túnel. Veremos a ver qué ocurre, y como termina este golpe de Estado, solapado y ladino.
Una vez acabe de hacer daño a España, y a los españoles, este usurpador de libertades y derechos, a la par de manirrroto «bon vivant», que nos preside, pero que no nos representa a muchos, incluyéndome, debemos esperar una vuelta a la Democracia demolida por este señor, de tan escasa educación cívico-ética, y nulos principios que vayan más allá de su propio interés por hollar la poltrona del poder, sin mayores dificultades, puesto que, los mismos damnificados, por este maratón de puñaladas al Estado de Derecho, están demasiado aletargados, para la amenaza que se cierne sobre España.
El próximo Gobierno que elijamos entre todos los españoles, debería enterrar toda la violencia que se ha desplegado contra la Democracia en España. Y debería devolver a los españoles la libertad y la dignidad, que nos fue arrebatada sin razón ni justificación.
Además, los españoles, en su conjunto social, deberían ser mucho más exigentes con su clase política, de lo que vienen siendo, de modo que se pueda evitar la presentación de candidatos con nulas convicciones demócratas, y escaso sentido común.
En Democracia, es posible la libertad y la prosperidad de todos, sin marginaciones ni amiguismos.
Ojalá volviera al poder el espíritu de aquella Transición heroica y ejemplar, con la que España sorprendió gratamente al mundo civilizado.
San Adolfo Suárez, que estás en los cielos, ruega y vela por nosotros. Ahora, y en cualquier hora de la Historia de España. Amén.
FRAN AUDIJE
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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