JUAN CARLOS I, DE BORBÓN, UN REY MALTRATADO

El día que nuestro rey, Juan Carlos I, hoy emérito, merced a la sucesión de su hijo, el vigente rey de España, Felipe VI, tuvo que exiliarse debido a la presión política, ejercida por el actual Gobierno de España, presidido por el inefable maltratador, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, esgrimiendo teóricas prácticas de corrupción, por parte del mismo, la verdad es que me sentí mal, y no me gustó ni un pelo.

El actual Gobierno ejerció un juicio político, sin contar con la Justicia, para expulsar de España al rey que trajo la democracia a nuestro país, puesto que, como debemos recordar, el anterior Jefe del Estado, el General Francisco Franco, le cedió el poder a este, y fue el rey Juan Carlos I, quien por iniciativa propia, organizó todo para que comenzara el periodo transitorio, que nos convirtió en la democracia, a la que por fortuna llegamos, a pesar de sus defectos, y que, al presente, se encuentra en serio peligro, merced a la acción dañina, y de iniciativa también muy personal, del actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

Yo no digo que el rey Juan Carlos I, no pudiera haberse equivocado, en algunos comportamientos, que pudieran juzgarse de ilegales, lo que digo es que le toca a la Justicia española, en todo caso, sentenciar estos hechos como tales, pero nunca a ningún político, como ha sucedido, puesto que excede sus competencias, que, de ninguna manera, son las de juzgar y condenar, a absolutamente nadie.

En una democracia, y en un Estado de Derecho que se precie, nunca podrá ser lícito tomarse la justicia por la propia mano, sino a través de los Jueces y Tribunales, encargados desde la vigente Constitución de 1978, de impartir la Justicia, y de dirimir aquellos casos en los que no se ha conseguido el acuerdo, por medios convencionales.

Por otro lado, que un Gobierno absolutamente inmerso en un mare magnum de procesos judiciales por corrupción, condene a título político, a todo un rey de la talla de Juan Carlos I, alegando corrupción, es como si un ladrón, acusa a otro ladrón, de haber robado.

Pero, España, no solo le debe a Juan Carlos I, la democracia que peligra en la actualidad, merced a la acción dañina, y nada constructiva, de un señor desubicado, como es Pedro Sánchez Pérez-Castejón. España, y los españoles, le debemos a este magnífico rey, un sinfín de actuaciones como Jefe del Estado, en las que salvó los intereses de nuestra nación, tras decisiones políticas de dudoso acierto, cuando no fue utilizado para conseguir contratos de pingüe beneficio para nuestro país.

No me interesa la vida afectiva del rey Juan Carlos I, si les soy sincero, me interesa la acción de gobernanza de un país tan pasional, y de políticos generalmente inmaduros, que, en tantas ocasiones, se comportan como niños malcriados, abusando de un poder, que es para servir a los españoles, y, en ningún momento, nos debería perjudicar a ningún ciudadano.

Una vez más, en España, se ha hecho un diagnóstico equivocado e injusto, sobre nuestros propios valores, que volvemos a sancionar, cuando deberíamos encumbrarlos.

“Quien no haya pecado, que tire la primera piedra”, dice la buena noticia del Evangelio cristiano. Y, otra última cosa: quien no crea en el perdón fraterno, y en la debilidad humana, que no se arrogue para sí mismo, la santidad ni la sacralidad de sus actos, por favor.

FRAN AUDIJE

Fotografía Facebook.
Madrid, España, 11 de noviembre del 2025.

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