Nelson Acosta
Espinoza
Venezuela 14 de noviembre del 2025

Renovación generacional y cambio político. Bien pudieran estos conceptos calzar o describir el  proceso político que ha ocurrido en el país.

Sin embargo, me parece obligante hacer unas precisiones. 

*«Regresión y atraso político».* Estos términos  caracterizan en forma más apropiada lo que ha sucedido en Venezuela en estas  últimas décadas.

Debo añadir, igualmente, el concepto de *«ruptura generacional»*.

Un nuevo estamento militar irrumpió (golpe de Estado ) en el escenario político desplazando y persiguiendo la generación que le dió vida a la democracia.

A pesar de sus carencias, el país gozó medio siglo de una civilidad que atrajo la atención y envidia de sus vecinos.

No obstante  esa realidad se produjo una doble ruptura: civil  en la institucionalidad democractica y militar,  quiebre del juramento de lealtad con la Constitución de la Republica. De esas brisas, los presentes vientos.

En las líneas que siguen voy hacer un ejercicio de futurologia o lo que es lo mismo voy a imaginar posibles escenarios de  transición hacia una futura democracia.

Proceso que deberá  implicar el acceso a posiciones de poder de nuevas ideas y portadores de las mismas distintos a los titulares de la IV y V República.

Vale decir, una ruptura  con el pasado en sus distintas versiones y  enfrentar, sin complejos, los retos que impondrá  el futuro.

No será un trabajo de fácil realización.

He aquí, algunas razonables interrogantes.

¿Existe la generación de reemplazo?  ¿Están conscientes de la complejidad de la tarea que ha de ser emprendida? ¿Están intelectualmente preparados para  asumirla?  ¿El reemplazo generacional será acumulativo o polémico? ¿Eliminatorio al estilo de la experiencia de octubre del 45? ¿Será ciudadana la revolución por venir?

Entiendo que son interrogantes que demandan repuestas complejas y que solamente la «vida» está en capacidad de responder adecuadamente.

Lo cierto es que estamos en los linderos de  cambios de naturaleza histórica.

Éstos en sus inicios se producen con independencia de la voluntad de los actores colectivos.

En nuestro país las «semillas» yá ha sido sembradas. Los nuevos «agricultores» están a la espera de su»alumbramiento» para su debida «cosecha».

Espero no sea interrumpida por una sequía o un inapropiado manejo de los insumos o fertilizantes. Cómo, tampoco, por imprudentes apresuramientos.

Seré optimista.

El futuro estará al alcance de las manos y mentes de una nueva  generación de relevo político e intelectual.

Una camada  juvenil que  sustituirá a la que dió origen a la democracia y a la casta que la destruyó.

El nuevo guión girará en torno al individuo y lo que ello implique.

Un avance antropológico en relación a las distintas «religiones colectivistas» que hemos cultivado a todo lo largo de nuestra historia republicana.

No tengo dudas.

El ciudadano será el protagonista de la nueva democracia.
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