Soy de la creencia de que, tanto la izquierda como la derecha, son aptas para gobernar en un momento dado España, porque en cada coyuntura política, es aconsejable una u otra manera de hacer las cosas.
Que permanentemente se quede una ideología u otra, en el poder, es un flaco favor que le hacemos a la libertad y a la convivencia, y que solo podría traer la esclavitud de múltiples personas, con el mismo derecho que todos los demás, a disfrutar de la ciudadanía española, una de las que mayores derechos otorga a su pueblo, en todo el mundo, según lo permite la vigente Constitución de 1978.
El ser humano es diverso por su propia naturaleza constitutiva, y merecemos todos poder realizarnos en la vida, de acuerdo a nuestras creencias y principios, ninguno de los cuales debería ser beligerante con las opciones que elijan otros compatriotas, porque para eso están las leyes que rigen la convivencia en la sociedad, para que, en caso de divergencias, se puedan dirimir estas posibles diferencias, o falta de acuerdos, sin tener que llegar a enfrentamientos entre nosotros mismos, que somos españoles, y hermanos, por tanto.
Nadie debería tomarse la justicia por su mano, al menos en una democracia. El Poder Judicial, no tiene otro sentido que este: ser árbitro en la vida de los ciudadanos, y garante de que se van a respetar los derechos y libertades de unos y de otros. Debemos, por ello, confiar en nuestros Jueces y Tribunales, sin que quepan descalificaciones por parte de los políticos, o de cualesquiera organizaciones con ostentación de poder.
Acatar las decisiones judiciales, no es ni de derechas ni de izquierdas, es un ejercicio normal de honradez y de buena ciudadanía, ante unos los órganos judiciales, preparados especialmente para impartir la Justicia, teniendo en cuenta los hechos que incurran, y las leyes y normativas que serían aplicables, en cada uno de los casos.
Aquellos que critican, o, lo que es mucho peor, que azuzan a la gente en contra de las decisiones de los órganos judiciales, carecen de responsabilidad y de sentido de la patria, sobre todo sin son representantes de los ciudadanos, puesto que podrían provocar una sublevación, o serias dudas en múltiples personas, con los consiguientes trastornos en la vida ciudadana, y de la sociedad.
Rogamos a nuestros políticos, entonces, que dejen de enfrentarnos a unos españoles en contra de los otros. Todo lo contrario, deberían fomentar la hermandad, y la solidaridad entre todos, único pegamento de la unidad, para una nación tan herida como España.
Nunca ha sido ninguna tragedia que nos gobierne una ideología u otra, dentro de la democracia, y del respeto a las leyes, así como en el acatamiento de las decisiones judiciales.
Lo peor es salirse por la tangente, con malas intenciones, y faltando el respeto al Ordenamiento jurídico español, único garante de la convivencia fraterna, y de que sea posible disfrutar la libertad, sin esclavitud, y en una convivencia concorde y tolerante.
FRAN AUDIJE
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