Texto de Héctor Tenorio Muñoz Cota
Fotografía cortesía.
Guadalajara, Jalisco, 3 de diciembre del 2025
En la última década Estados Unidos ha mantenido una política de máxima presión hacia el régimen venezolano con el objetivo de obtener concesiones políticas y económicas. Cuando dejan de presionar el régimen madurista endurece sus posiciones.
Lo que vive hoy Venezuela debe entenderse como la continuación de la fallida invasión que quiso realizar Trump en el 2017, cuando tuvo la intención de invadir el país de Simón Bolívar y los Demócratas en el Congreso lo frenaron. Esto lo considera como una ofensa personal que debe ser lavada con sangre.
Por su parte los venezolanos de alguna manera se han acostumbrado a sobre llevar estas amenazas ya que muchas de ellas son mediáticas. Los medios masivos de comunicación por si solos no pueden tirar gobierno sino son acompañados de revueltas que son dirigidas u orientadas por Estados Unidos.
Estados Unidos ha ido subiendo el tono de las amenazas y en Washington aseguran que pronto realizará una incursión militar en territorio venezolano e incluso incluyen a Colombia donde el presidente Gustavo Petro ha mantenido un acalorado debate con Trump.
El presidente Donald Trump también declaró que el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela debe considerarse “completamente cerrado”. El presidente más poderoso del mundo parece en el discurso, dispuesto a iniciar un conflicto regional que desestabilizaría a América Latina y cuyas consecuencias serían desastrosas hasta para los estadounidenses. La producción del petróleo se detendría en pleno invierno y habría pérdida de vidas humanas. Trump no quiere pagar el costo de ver como regresan sus soldados en ataúdes.
Recordemos que la idea inicial de los estadounidenses era que la invasión estuviera acompañada de revueltas al interior de Venezuela contra la supuesta dictadura de Nicolás Maduro. De este modo se lograría poner un gobierno afin a sus intereses económicos. Sin embargo, esto no sucedió, ya que la oposición se encuentra desarticulada, el discurso de odio y amenazas de la opositora María Corina Machado logró unir más al gobierno y al ejército. De nada le sirvió el nobel de la paz.
Otros factores que ha complicado una rápida incursión militar es que la amenaza de una invasión provocó en la mayoría de los venezolanos un sentimiento de nacionalismo por lo que estarían dispuesto a ofrendar su vida. Además, que Estados Unidos apostó a que los vecinos países de Venezuela lo aislarían, cosa que no sucedió y por eso el posible conflicto se podría extender a Colombia.
Colombia y Venezuela son un solo país como lo soñó Simón Bolívar, pero eso no lo entiende ni entenderá el mandatario estadounidense.
El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico, que justifica como “combate al narcotráfico. Es una amenaza para todo nuestro continente. El Pentágono ha anunciado 21 ataques a embarcaciones con un saldo que rebasan los 70 muertos. No se puede precisar si estos ataques han sido reales o si se trata de una campaña de propaganda. Llama la atención que tres de ellos fueron cerca de Acapulco. Por lo que la Secretaría de Relaciones Exteriores debería asumir una postura firme ante el vecino del norte.
La amenaza que plantea Estados Unidos para América Latina nos debe llevar a la reflexión, sobre la relación que aspiramos a tener con ellos.
En México se empezó a cuestionar con mayor fuerza, los beneficios del Tratado de Libre Comercio, con un país que nos desprecia y pretende invadirnos.
Estados Unidos ha sido y será nuestro enemigo.
Defender a Venezuela es nuestra garantía de seguir siendo una nación soberana dueña de nuestro destino. No podemos claudicar.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentaria
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