EL PAÍS DE LOS CUATRO AMIGOS

España debería dejar de ser el país de los cuatro amigos, para tratar de convertirse en una democracia a la altura de las democracias europeas, donde exista seguridad jurídica, y un respeto hacia la Ley.

En un Estado demócrata, y que albergue un primado de las leyes, no cabe la marginación ni la exclusión de nadie, porque existe un sagrado respeto por los derechos de ciudadanía, sin que quepan los juicios políticos, que suelen buscar excusas para vengarse de personas inocentes e indefensas, en inusutados abusos de poder, y utilizando, a menudo, elementos de juicio de tipo social, clasista, e, incluso, de carácter xenófobo y homófobo.

Tomarse la justicia por la mano, provocando a una masa de adeptos y simpatizantes, en contra de la víctima perseguida, es de una infamia antidemocrática, difícil de catalogar. Y ya hay que ser canalla y traidor, para ir a hacer daño a un compatriota, bajo de defensa, sin poder encontrar culpa alguna en el mismo, más allá de una consanguinidad con otros personajes, a los que se les tiene por malvados, y a los que se odia, o se les guarda rencor.

Ni en uno, ni en otro caso, sería lícita la venganza por nuestros propios medios, sino a través de la judicatura, única con capacidad para restringir derechos, o para privar de libertad, en una democracia donde, como hemos indicado, se respeten las leyes, y la igualdad de todos ante las mismas.

Extraña mucho, también, desde luego, que con el mismo talento, o similar, unos sean encumbrados, y otros desechados, sin otorgar a todos las mismas, o parecidas, oportunidades.

En España se produce una curiosa paradoja, y es que estamos otorgando un trato mucho más digno, a los extranjeros que viven en España, que a los propios españoles. Y, dentro de los españoles, hacemos juicios políticos para marginar a unos, en beneficio de otros. Para nada digo que se trate mal a los extranjeros, sino todo lo contrario, a todos se nos debe un trato conforme a Derecho, que es un trato correcto, de manera que nos sea posible realizarnos en la vida, en la medida de nuestro esfuerzo, y de nuestro talento, porque todos los presentes en la sociedad, debemos contribuir, y todos debemos ser recompensados en tal sentido.

La España con la que soñamos, es una España de todos, y para todos, sin exclusiones ni marginaciones, que sea consciente de que la diversidad forma parte de una sociedad sana, que vive conforme a la naturaleza humana, evitando experimentos condenados al fracaso, puesto que están enfrentados a lo que sería normal y de sentido común.

Luchamos por una España, inclusiva y aglutinadora, donde la envidia y el rencor dejen de condenarnos a la mediocridad. Donde haya trabajo y futuro para los jóvenes, y oportunidades de promoción para los proyectos de todos, siguiendo criterios objetivos, marcados por las leyes. Nunca más, por favor, el juicio político interesado en copar el poder, y permanecer en el mismo contra viento y marea, gracias a los cuatro amiguetes, beneficiados con el esfuerzo de todos los españoles.

FRAN AUDIJE
Fotografía Juan Luis Guedejo
Madrid, España, 11 de diciembre del 2025

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentaria

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