Por Isrrael Sotillo
Fotografía cortesía.
Barinas, Venezuela, 21 de diciembre de 2025
Jesús Colombo fue el triunfador absoluto en la Feria de Nuestra Señora del Pilar, celebrada en Barinas en 1982.
Del bastión taurino de los Andes venezolanos, *Jesús Colombo,* natural de Táriba, estado Tachira, tuvo sus inicios como novillero por el mes de febrero de 1978. Comenzó lidiando capote y muleta en mano por los espacios de la geografía andina novilladas con toros criollos y no hubo pueblo en el que no toreara el padre del destacadísimo Matador de Toros Jesús Enrique Colombo; para aquel entonces todavía se lidiaban astados criollos que salían muy buenos para ser toreados en las fiestas patronales. Para el año 1980 viajó al Perú, y allá en el terruño de Andrés Roca Rey toreó unas dieciséis novilladas. Fue una experiencia de nunca olvidar, según nos cuenta uno de los muchos hijos buenos de Táriba, ya que pudo desplegarse por distintas plazas taurinas peruanas en las que adquirió una formación más cabal del oficio de lidiar toros bravos; a finales de ese mismo año 80, regresó a su tierra natal. En Perú la temporada taurina finaliza en noviembre. Ya en casa toreó la novillada de la Feria de San Sebastián, la Feria grande de Venezuela, eso fue terminando enero de 1981. Tuvo éxito, salió a hombros del coso taurino de Pueblo Nuevo, tras haberle cortado las 2 orejas a un novillo de la ganadería merideña de Bella Vista, que criaba toros con encaste de Juan Pedro Domecq (JPD) y Santa Coloma.
Finalizada la feria de San Cristobal, regresa al Perú de las morenas y de la música «criolla» y también de las ‘marineras» para continuar con su campaña novilleril. Le fue requete bien por los parajes peruanos, porque toreó aproximadamente unas 36 novilladas, incluyendo dos lindas tardes en la histórica arquitectura de la plaza de toros de Acho; de allí salió en hombros por la puerta grande, la puerta de las ilusiones y los sueños de todo torero.
Vuelta a la patria venezolana en noviembre del 81′, ya está en la riberas del Torbes, listo para ascender al peldaño deseado, que no es otro que el de tomar la alternativa. Eso sucedió el 29 de noviembre de 1981.
Como padrino tuvo a José Mari Manzanares y la ocasión de testigo la hizo Julio Robles. Se doctoró Colombo padre con crianzas de la Ganaderia «Achuri Viejo» de Colombia.
La tarde transcurrió bajo la lluvia; sin embargo Jesús Colombo cortó una oreja, igualándose con sus promotores a la nueva faceta de matador de toros con una oreja para cada torero. Para 1982 se presenta en la feria de San Sebastián, siempre la capital del Táchira celebra su feria en el primer mes del año. Entonces la dinámica del movimiento del ojo del toro, hizo que se repitiera el mismo cartel de su alternativa: José Mari Manzanares, Julio Robles y Jesús Colombo.
Toros de Bella Vista… y Colombo vuelve a cortar una oreja. Después de la feria tachirense viaja por primera vez a México para hacer campaña como matador de toros, allá en el Rancho Grande, soñando con la Plaza México y Aguascalientes y llenarse de los laureles de la gloria. La buena suerte no estuvo de su lado y hasta el apoderado tuvo inconvenientes para manejarle su carrera. Pasaron seis meses y se produjo el retorno al país de las ocho estrellas para torear en la Feria del Pilar de Barinas el 12 de octubre de 1982.
La empresa Taurina de Julio Romero organizó dos corridas de toros, contratando a los matadores Curro Girón con una tarde, y a Bernardo Valencia con dos presentaciones; también firmó a Lazaro Carmona, español, y a Gabriel de las Casas, otro español. Allí alternó Jesús Colombo con esos colosos de las luces de la tauromaquia y se enfrentó a ejemplares de las ganaderias de Rancho Grande y el Prado. Jesús Colombo fue el triunfador absoluto en Barinas. Siendo el torero de Táriba, el único en cortar dos orejas; se llevó Colombo padre el trofeo de la Virgen del Pilar de la ciudad llanera que ya promete ser incluida de nuevo en la temporada taurina venezolana de 2026; ícono éste traído de Zaragoza y donado por el siempre recordado Don Antonio Aragón, quien lo dio todo por fomentar la fiesta brava en Venzuela.
A Colombo le correspondió torear de nuevo en la Feria de San Sebastián de 1983. En ese compromiso formó cartel con el español Curro Vázquez , y el lucitano Víctor Méndez ; esa tarde cristobalense
Jesús Colombo le tocó defender la bandera del Bravo Pueblo de Venezuela, la del amarillo, azul y rojo. Siguió toreando y la vida lo pone de nuevo en Perú para el año 1986… y por allá se queda hasta 1987 con actuaciones destacadas en ámbas temporadas.
San Sebastián lo pone a torear otra vez en 1988; ya para esa fecha comenzaba a pasarle por la mente la despedida de los ruedos, pero no es sino hasta el año 2009 cuando se retira definitivamente, y lo llevó a cabo en donde tenía que ser, en la arena de Pueblo Nuevo, y en el marco de la Feria de San Sebastián de San Cristóbal. Para ese adiós Don Geronimo Pimentel puso los toros del retiro de Colombo padre, quien formara cartel con los españoles Víctor Janeiro y Canales Rivera; «El Pino» Marcos Peña, venezolano,, participó también de esa bonita tarde en la que se le humedecieron los ojos a Jesús Colombo, padre de la actual figura de la fiesta brava en Venezuela, Jesús Enrique Colombo.
Sin duda, lo que no pudo lograr Jesús Colombo como torero, lo está conquistando con creces su hijo Jesús Enrique, a quien acompaña, sino en todas, pero sí que en casi todas sus actuaciones como matador de toros. Ahora mismo a Jesús Colombo se le ve muy activio en los callejones de las plazas de toros atendiendo a su hijo torero en las distintas presentaciones que tiene el joven torero, tanto por América, como por Europa. Es que él es para Jesús Enrique Colombo, sin temor a equivocos, el mejor mozo de espadas del mundo.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
#unidadparlamentaria #upr#Isrrael Sotillo

Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
