Guerreros Zacapu campeón

Por: Raúl Jiménez Lescas

Zacapu, Mich., 3 de diciembre de 2022.

El estadio de fútbol estuvo lleno y cálido. El sol caía suavemente por el poniente y el aire frío invernal acariciaba los rostros por el oriente. Las familias de los futbolistas estaban nerviosas y comiendo botanas del lugar: papas tipo Zamora y papas tipo Barcel. Unas en las gradas norte, y yo, en las del sur del estadio. Las entradas del estadio parecían ríos de familias entusiastas para apoyar y gritar ánimos y porras a sus equipos predilectos. El saldo fue blanco, como debe ser en cada estadio pese a los litros de cerveza.

A primera hora me levanté para acudir a la invitación del campeonato en Zacapu, así que pasé por un taco de carnitas a Quiroga (bueno, fueron 3) y seguí la marcha a la tierra P’urhépecha. Se dice por los que saben que la Laguna de Zacapu es el origen de nuestra cultura michoacana y tienen razón.

Tzácapu proviene de la expresión chichimeca que se interpreta como «piedra» o «lugar pedregoso». Cecilio Robelo, en su obra Toponimia Tarasco-Hispano-Nahoa, indica que proviene del tarasco y que la expresión Tzacapu haracucuaro se traduce como «Cantera donde sacan piedra». Otros autores señalan la grafía Tzácapu para el vocablo purépecha que significa «piedra». Sea como sea, yo llegué a Tzácapu o simplemente, como decía el letrero del camión: Zacapu.

Me senté en el mejor ángulo para ver la vista panorámica, pero el frío calaba, así que busqué otro ángulo cuando los futbolistas salieron a la cancha con el tradicional desfile con niños (hay que apoyar que también sean niñas… ¿por qué no?). Parecía que salían a un estadio de Qatar en el Mundial de Fútbol en curso con todo el corazón y entusiasmo por delante, pero no, estaban en Zacapu. ¿Quizá eso les faltó a nuestros profesionales frente a Argentina y Polonia? ¿Quizá faltan dirigentes como el director técnico del equipo Guerreros Zacapu que resultó campeón?

El pasto del campo luce verde y los abanderados y el árbitro tomaron sus posiciones. Los equipos también, después del tradicional “volado”, así que se perdieron algunos minutos para cambiar de bando. Los Guerreros Zacapu a mi izquierda; el Santos a la derecha. Sonó el silbato y arrancó el duelo: un ganador, un perdedor; primer lugar, segundo lugar. 2×1 (dos a uno) terminó el primer tiempo. Estuvo apasionado, buenas llegadas, algunos golpeados (es normal) y mucho corazón derramado en la cancha. ¿Por qué nuestros futbolistas profesionales juegan con la quincena y no tanto con el corazón? Buenas jugadas; parar el balón con el pecho, algunas “bicicletitas” al estilo Padilla aunque dicen que la inventó Ronaldo, no es así, yo vi a Padilla hacerlo como Puma en los años 70, cuando Ronaldo no nacía. Buenas “cabeceadas” y pases en profundidad; errores, varios, siempre erramos los humanos, porque nada de lo humano nos es ajeno.

El tiempo de descanso sólo fue una pausa que expiró como un suspiro en el Estadio Zacapu, por cierto, inaugurado por el entonces gober pechocho de Michoacán de Ocampo, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1980. Y, bueno, saltaron los equipos a la cancha, ahora me quedaban los Guerreros a mi derecha y el Santos a mi izquierda. ¡Se empató el duelo de guerreros y santos! 2 a 2… Muerte súbita inició en la cancha y en las gradas donde las familias no dejaban de gritar, aplaudir, comer, chupar y morder las uñas. A quien más le gritaron fue al pobre árbitro que no estuvo tan mal ni tan bien, sino todo lo contrario. Le dijeron de todo, yo culpé a la Cervecería Modelo de todo.

Y entonces vino la apoteosis: el gol del triunfo de un guerrero de Zacapu. Estalló la ovación y la alegría; la tristeza de otros y la indiferencia de los vendedores de botanas y bebidas que hicieron su agosto en diciembre. Terminaron los dos tiempos reglamentarios de 90 minutos y no hubo necesidad de tiempos extras o penales. Guerreros Zacapu triunfó sin cuestionamiento; sus goles reales, su esfuerzo meritorio. La noche nos cubrió con su manto, las familias con su alegría: ¡Guerreros campeones! Olé, olé, olé olá… Guerreros campeón se gritó por las gradas y cancha.

La ceremonia fue formal: entrega de trofeos y medallas meritorias. Los santos perdieron pero también ganaron en experiencia y en reconocimientos. No hay derrota total (excepto la de Hitler), sino triunfos que pierden algo y derrotas donde se gana algo y, a veces, mucho.
El director técnico de los campeones, el Inge Ferrer como le llaman no cabía en su pants; estaba en éxtasis y saludaba y felicitaba al equipo que estaba delirando de felicidad, no era para menos otro campeonato tras una larga trayectoria de muchos años.
Aproveché para entrevistarlo al manto de la noche, aunque algunas luces nos alumbraban: ”El Centro de Formación de Futbolistas ‘Monarcas Zacapu’ es una escuela que actualmente atiende a 245 niños que aspiran a ser futbolistas o capacitarse para jugar a ese deporte -dijo, con voz casi ronca y casi quebrada-. Y han aportado niños de 12 a 13 años en fuerzas básicas del Club América, Necaxa, León y hasta en las Chivas Rayadas del Guadalajara. Algunas de las promociones son: Narayan Nieves Tututi de Comanja (2007); Miguel Sánchez Ruiz y Armando Sánchez Ruiz (2009) de Coeneo; Marcos Alonso de Tiríndaro (2010); Obed Vega de Jauja (2011) y está en la mira Victor Perez (2006) de Zacapu. Es un Centro de formadores de deportistas en la Entidad de Ocampo.

Visité ese Centro y sus instalaciones, lucen bien, limpias, acogedoras, con los requerimientos básicos para educar y formar a la niñez de deportistas. Sí te pones en la venta superior, podrás observar la cancha verde con buenas instalaciones para jugar y practicar el Fut. Los docentes (o entrenadores o coachs) son gente competitiva, profesional y, sobre todo, apasionada de ese balompié.

Tienen equipos en la Liga Infantil Municipal, en la de Amateurs y en la 3a División Profesional con Monarcas Zacapu y Reboceros de La Piedad, esa mero… Del otro lado del puente de la Piedad Michoacán, con su “perro negro” de José Alfredo. En todas las Ligas hay equipos competitivos. Hay futbolistas que salieron del Centro y han competido en las Ligas Mayores.

El Inge Ferrer sentenció: son deportistas que deben trascender. Para botón una muestra: Ángel Sepúlveda que, incursionó en equipos de la 1a división Profesional de fútbol (Monarcas Morelia, las Chivas) o Miguel Ángel Herrera Equihua, defensa central del equipo Pachuca; Onay Pineda, Nachito González y filiales de Monarcas Premier. También tienen himno, uniformes propios, logos, transporte rotulado, páginas en redes sociales y en el ciberespacio. Le apuestan al deporte, y para ser buenos deportistas, no sólo hay que tener ganas, corazón y empuje, hay que educarse y formarse en un centro especializado. ¿Eso le falta a nuestra “Decepción Nacional” para convertirse en una Selección Nacional?

El sindicalismo necesita escuelas de formación: el deporte, centros de formación, todo es educación de nuestra niñez. Pero… La respuesta está soplando en el viento, cada vez más frío, por cierto, así que cierro este relato antes de que me resfrié

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