Morelia, 15 de diciembre de 2022
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Por: Raúl Jiménez Lescas
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Agradezco infinitamente, para los que dudan del infinito, a la maestra Ileisy y su AC por invitarme; a las distinguidas personalidades del presidium. Al Exmo. Sr. Embajador de la República de Cuba, mi segunda Patria; al amigo de siempre, Osvaldo y distinguidas personalidades del presidium. A todos por participar, ya sé que me jalarán las orejas los viejitos de la Real Académica de la Lengua Española, pero ¿quién les hace caso? Los mexicanos y mexicanas escribimos como nos dé la gana, eso dijo Chabela Vargas y estoy muy de acuerdo con ella.

Conocí el nombre de Cuba ya tarde, como a los 16 años, quizá sea un pecado mortal, pero temo que me pueden perdonar por ser provinciano de Oaxaca. Me decían mis amigos: Cuba es socialista y no sabía que era ni Cuba ni el socialismo. Así que me dediqué a explorar en el Océano de Posibilidades. Ese Océano tan turbulento y poco amigable, pero que me dejó navegar y remar por sus aguas turbias y celosas de sus conocimientos.
Así conocí al médico Ernesto Guevara de la Serna, después bautizado en México como “El Che”, y a los hermanos Castro, Fidel y mi tocayo Raúl, y también a Julio Antonio Mella, entre muchos otros. Pura de la Facultad de Historia y la Dra. Ileisy Fernández, por ejemplo.

Con Cuba tenemos una relación precolombina. Antes de la llegada de los navíos de Cristóbal Colón, ya teníamos relaciones con los “Taínos” del Caribe. Luego, desde 1511, cuando Cuba fue la base de operaciones de los conquistadores españoles, tanto de Cuba y Puerto Príncipe partieron hacia nuestro país, el navarro español Francisco Xavier Mina, para participar en la Guerra de Independencia de México en 1816, como el brigadier Isidro Barrada en su desafortunado intento por reconquistar México para la corona de España en 1829.
México fue de los primeros países en reconocer la Independencia de Cuba tras la guerra con EEUU. El 20 de mayo de 1903 fue nuestra relación formal, una relación es una relación para siempre. Ya han pasado 119 años de relaciones amistosas. Sin duda una relación con altas y bajas, ruptura de relaciones como ocurrió contra el dictador Batista y una amistad para siempre.

Primero recordaremos a José Martí, que llegó en barco a Veracruz el 8 de febrero de 1875, y luego en tren a CDMX. Fue una estancia placentera y genial para que se terminara de formar el gran Martí. Hizo de un michoacano, Manuel Mercado, un gran amigo hasta la muerte.
En 1955, mediante una amnistía general decretada por el Congreso de Cuba, sale de la cárcel el preso político Fidel Castro, quien, junto con algunos compatriotas, se exilia en México poco después. También hemos tenido desencuentros, como cuando en febrero de 2002 el innombrable Vicente Fox visitó la isla de Cuba, para entrevistarse con grupos de cubanos disidentes del régimen cubano de Fidel Castro. Las relaciones entre México y Cuba se tensaron. Pasaron a la historia con el inolvidable dicho de Fox a Castro: “Comes y te vas”, para que el presidente de los Estados Unidos George W. Bush no le jalara las orejas al panista. Yo creo que los panista no entienden, aunque les jalen las orejas como en la primaria. Pasaron unos años para despejar la X de esas relaciones. Pero a pesar de los gobiernos, Cuba y México, siempre tendrán una relación infinita.
Julio Antonio Mella también se exilió en México; nunca dejó de ser un revolucionario y luchador contra el dictador Machado. Intentaba, como antes lo hizo Martí y después Fidel, hacer una expedición armada desde México a Cuba. Fue asesinado en nuestro país el 10 de enero de 1929. Sus palabras fueron: “Muero por la revolución”. Tenía una novia, que todos hubiéramos querido tener. Tiníta, la grande… Perdón por el chisme, al final del día, sólo es histórico. Creo que Clío me perdonará.
- Tras el golpe de estado en Guatemala al presidente Jacobo Árbenz, llegó a México, el desconocido médico y luchador social latinoamericano, un tal Ernesto Guevara de la Serna, que fue bautizado en Tepoztlán como “El Che”, y así pasará a la historia. Luego los hermanos Castro, Fidel y Raúl. La Revolución Cubana de fines de la década del 50 del siglo pasado se gestó en CDMX, en el Café Habana y unos cuartitos rentados por los exiliados cubanos. Dos años después, saldrían desde las costas veracruzanas los revolucionarios del M-26 a luchar contra la dictadura de Batista.
Cuando la invasión a Bahía de Cochinos de 1962, los mexicanos se pusieron en pié de guerra, como dice el Himno Nacional, y el Movimiento de Liberación Nacional liderado por el general Lázaro Cárdenas viajó a la Habana para apoyar a la Revolución, única en Nuestra América: Martí, el Che, los Castros presentes en el corazón de nuestro general Cárdenas. Michoacán siempre ha sido y siempre será un rinconcito para Cuba, para las cubanas y cubanos.
Desde 1960 han sido múltiples las visitas de los mandatarios cubanos a México: el presidente Osvaldo Dorticós (1960), el presidente Fidel Castro (1979, 1981, 1988, 1991, 1994, 2000, 2002), el presidente Raúl Castro (2010, 2015) y el presidente Miguel Díaz-Canel (2018, 2019, 2021). Por su parte, diferentes presidentes de México han visitado la isla: desde Luis Echeverría (1975) hasta el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador (2022).
Cuba tiene una embajada en Ciudad de México y consulados-generales en Mérida, Monterrey y Veracruz, y una oficina consular en Cancún. Necesitamos una en Morelia, Michoacán de Ocampo.
Cuba y México, una Amistad para Siempre.
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